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  • Asturias Republicana – ENTRE REPUBLICAS

     

    El
    14 de abril de 1931, hace ahora 70 años, las
    calles de las principales ciudades de España
    se veían inundadas por un tremolar de banderas
    tricolores que celebraban la proclamación de
    la Segunda República, y trece días más
    tarde el Gobierno Provisional promulgaba un decreto
    que determinaba en su artículo 1º la adopción
    como bandera nacional de la formada “por tres bandas
    horizontales de igual ancho, siendo la roja la superior,
    amarilla la central y morada oscura la inferior”,
    una disposición ratificada posteriormente por
    la nueva Constitución.
    Con estas disposiciones
    se rompía una tradición bicolor que contaba
    ya con casi siglo y medio de existencia.

    La
    bandera que la nueva República adoptaba como
    propia era la misma que numerosos grupos republicanos
    -aunque no todos- habían venido usando como
    alternativa a la enseña rojigualda, identificada
    por ellos con la monarquía,
    y por tanto representaba
    una idea de cambio radical en el sistema de gobierno
    del país. Su disposición en tres franjas
    de distinto color estaba probablemente influenciada
    por la tríada jacobina de ” Libertad, Igualdad,
    Fraternidad “
    que los revolucionarios franceses
    habían extendido por toda Europa, pero la característica
    más llamativa de la nueva enseña era la
    introducción del color morado.

    Este
    color era justificada en el Decreto por ser el “que
    la tradición admite por insignia de una región
    ilustre, nervio de la nacionalidad”, dando con
    ello acogida y validez a una tradición que, a
    pesar de haber sido refutada por prestigiosos investigadores,
    había conseguido arraigar en las más diversas
    capas de la sociedad española: la tradición,
    leyenda o mito -como queramos llamarlo- del pendón
    morado de Castilla.

    Ya
    en 1869, tras el derrocamiento de Isabel II y en medio
    de las convulsiones políticas que condujeron
    a la proclamación de la I República, una
    comisión del Ayuntamiento popular de Madrid presentó
    una proposición a las Cortes Constituyentes para
    que adoptasen por bandera nacional la tricolor de faja
    morada, propuesta que fue rechazada, por lo que la roja
    y gualda siguió siendo la bandera representativa
    incluso durante el efímero periodo republicano.

    Dicha
    proposición defendía el color morado como
    propio de Castilla por la presencia del mismo en numerosos
    emblemas y enseñas relacionados de una u otra
    forma con el antiguo reino, y sobre todo sostenía
    que de ese color había sido el pendón
    que los comuneros habían alzado en su rebelión
    contra Carlos V.
    En este sentido se hacía
    eco de una extendida visión de la revuelta comunera
    como una rebelión popular y democrática,
    que defendía las libertades castellanas frente
    al carácter centralizador y autoritario de la
    idea imperial de Carlos V. Por tanto, los comuneros
    habrían sido los precursores de todos los movimientos
    progresistas de España, desde los liberales de
    Riego a los federalistas. Sin embargo, y aparte de que
    los estudios más serios han desmontado esta imagen
    romántica, en ningún documento comunero
    de los conservados aparece alusión alguna al
    supuesto pendón morado,
    constando sin embargo
    que en la batalla de Villalar (1521) se distinguieron
    de sus enemigos mediante cruces rojas, mientras que
    los imperiales las usaron blancas. Luego, hasta donde
    sabemos, si hubo un color distintivo comunero fue el
    rojo de sus cruces.

    Parece
    que el origen del malentendido se remonta al bienio
    constitucional abierto en 1821 con el pronunciamiento
    de Riego contra el absolutismo de Fernando VII, cuando
    surgieron las discordias en el seno de los liberales
    entre moderados y exaltados. Entre estos últimos
    fue muy activa una sociedad secreta -con una considerable
    presencia en Sevilla- conocida como Los Comuneros (probablemente
    por la razón antes apuntada), que usaban una
    bandera morada con un castillo.
    La radicalidad de
    sus posturas y lo llamativo de sus actitudes, con extravagantes
    pruebas de iniciación y ceremonias copiadas de
    la masonería, debió dar lugar a una identificación
    entre la causa revolucionaria y el color morado que
    ellos exhibían no sólo en sus banderas,
    sino también como distintivo personal, además
    de contribuir a la relación entre este color
    y el nombre de comuneros y, por extensión, de
    Castilla. Una prueba de lo primero es el hecho de
    que la bandera que en 1831 bordara en Granada Mariana
    Pineda para ser usada en un levantamiento liberal, y
    que le costó la ejecución, tuviera ese
    color.

    De
    esta forma el morado comenzó a ser utilizado
    junto con los dos colores históricos en algunos
    ambientes republicanos, especialmente en los de tendencia
    federalista,
    ya que consideraban que el rojo y el
    amarillo, aparte de su identificación con la
    monarquía, sólo representaba a una parte
    de los pueblos integrantes de España, los vinculados
    con la antigua Corona de Aragón, por lo que el
    otro gran pueblo hispánico, el castellano, debía
    estar presente en la bandera mediante el color que,
    según la tradición, le era propio. Así,
    en tiempos próximos a la Revolución de
    1868 la faja tricolor fue adoptada como distintivo de
    los concejales del Ayuntamiento madrileño, y
    de ahí la referida propuesta.

    Por
    lo tanto, desde el punto de vista político la
    bandera tricolor representó durante la mayor
    parte del siglo XIX la idea de un cambio radical que
    trajese a España un régimen republicano
    en el que los distintos pueblos de España estuviesen
    representados equitativamente.

    Pero
    como veremos en la segunda parte, no eran sólo
    las ansias de cambio las que hicieron popular al color
    morado.

    LA
    TRICOLOR. BREVE HISTORIA DE LA BANDERA REPUBLICANA
    (2ª parte)


    En el artículo anterior veíamos cómo
    la inclusión del color morado en la bandera republicana
    estaba influida por la creencia en el “pendón
    morado de Castilla”, y cómo dicho color
    había adquirido una significación revolucionaria.

    Sin
    embargo, en otros ambientes de signo totalmente opuesto
    también arraigó esta tradición.
    Lo más significativo probablemente sea el que
    en 1833, cuando se produce la proclamación de
    Isabel II, se adopta un estandarte real morado, lo que
    reflejaba tanto un recuerdo del controvertido “pendón”
    como el apoyo de los liberales a la reina niña
    frente a los carlistas.

    Este
    fenómeno confluye con otro que se produce en
    el ámbito militar, y que parece arrancar del
    Regimiento de Infantería de Castilla, actualmente
    denominado Inmemorial del Rey y considerado como el
    más antiguo del Ejército español,
    que adoptó uniforme morado en 1693, al parecer
    en recuerdo de haber tenido origen en unas tropas reclutadas
    por un obispo castellano en tiempos de Fernando III,
    lo que determinaría el color eclesiástico
    morado que fue su distintivo.
    Por ello fue conocido
    vulgarmente como Tercio de Morados, y de esta
    forma, el nombre de Castilla y el color morado se reunieron
    en las aspiraciones de antigüedad, y por lo tanto,
    de precedencia y privilegios, de una unidad militar
    que, dado su prestigio, despertó deseos de emulación
    entre otras unidades. Así, el Regimiento de Reales
    Guardias de Infantería Española obtiene
    desde su creación en 1703 el color morado para
    su bandera principal o coronela, en lugar de la blanca
    reglamentaria. El Regimiento de Castilla quiere también
    recuperar un color que considera propio, y solicitará
    repetidas veces el morado para su bandera, hasta que
    le es concedido en 1830, siendo imitado en los años
    posteriores por otros cuerpos y unidades. Cuando además,
    la propia monarquía adopta este color para su
    principal enseña, el estandarte, se refuerza
    en estas unidades el deseo de mostrar su vínculo
    con dicha institución mediante la exhibición
    del morado en sus banderas.

    Pero
    quizá en el origen de todas estas historias subyazca
    una simple confusión cromática. Por una
    parte, la confusión terminológica entre
    púrpura, que en castellano designa a un tinte
    de un color rojo intenso, y que en realidad equivaldría
    a encarnado o carmesí, y el termino heráldico
    homónimo que se representa mediante el color
    morado,
    lo que habría dado lugar a que enseñas
    que en su origen eran rojas, al ser descritas como “púrpuras”
    acabasen siendo representadas como moradas. Esto es
    bastante evidente en un ámbito paralelo, en el
    caso de la figura del león que aparece en el
    escudo de España, y que siendo descrito durante
    siglos como “púrpura” era representado
    como de color rojo, y sólo a principios del siglo
    XIX empezó a ser pintado de púrpura heráldico,
    es decir, de morado. Por otra parte, es un hecho demostrado
    que la acción del tiempo puede hacer que los
    tintes rojos se oscurezcan hasta adoptar una tonalidad
    violácea,
    lo que se ha comprobado al examinar
    algunas banderas identificadas como “Pendón
    de Castilla”, y que al ser sometidas a un detallado
    análisis han resultado ser rojas. Y tampoco
    hay que olvidar la amplia presencia del color morado
    en el ámbito religioso,
    desde vestiduras
    a ornamentos y estandartes, lo que sin duda debió
    influir en la aceptación de dicho color en un
    país de tan arraigada religiosidad.

    De
    este modo, en vísperas del advenimiento de la
    Segunda República se producía la gran
    paradoja de que los republicanos como innovadores, y
    amplios sectores militares como inmovilistas, coincidían
    en considerar el color morado como representativo de
    Castilla.

    Por
    ello, debe admitirse que en 1931 el color morado contaba
    con una tradición, no por infundada menos valiosa,
    que si no justificaba al menos hacía comprensible
    su inclusión en una enseña que pretendía
    simbolizar la pluralidad de los pueblos de España,
    desde un espíritu a la vez rupturista y respetuoso
    con el pasado.
    Sin embargo, cabe preguntarse si
    la decisión del nuevo régimen de adoptar
    la tricolor no fue un error que contribuyó a
    enajenar las voluntades de todos aquellos que consideraban
    a la bandera rojigualda como el verdadero símbolo
    de España, y no de la monarquía, sectores
    de la población cuya aceptación de la
    Segunda República se podría haber ganado
    conservando, como hizo la Primera, y como cuarenta y
    cinco años después hizo la Transición,
    los colores del paño y cambiando simplemente
    el escudo.

    Con
    respecto al escudo, y para finalizar con una nota local,
    quisiera decir a título de curiosidad que uno
    de los pocos ejemplares que se conservan del escudo
    republicano con la corona mural se encuentra en la comisaría
    de la Policía Nacional de Alcalá. Después
    de setenta años, se trata de un auténtico
    testigo de nuestra agitada historia.


  • Asturias Republicana – PRIMERA REPUBLICA

    Discurso
    pronunciado por Francisco Largo Caballero
    en el teatro-cine Pardiñas de Madrid
    el 17 de Octubre de 1937 (II).

     

    ADVERTENCIA
    AL GOBIERNO

    Cumpliendo
    un deber de lealtad para con el Gobierno, nosotros enviamos
    una comunicación al presidente del Consejo de Ministros.
    En esa comunicación, que tengo aquí, le advertíamos
    de lo que estaba ocurriendo y le decíamos que nos
    parecía que la política interior había
    que cambiarla para no perder las simpatías que teníamos
    en el extranjero. Publicamos nosotros una nota oficiosa,
    en la que hacíamos constar que nos dirigíamos
    al Gobierno, y ¿sabéis las consecuencias que
    tuvo? Os las voy a decir. Pues las consecuencias fueron
    éstas: publicada esa nota oficiosa, apareció
    en un artículo en «Frente Rojo, en el que,
    entre otras lindezas que nos dirigía a la Ejecutiva
    de la Unión, estaban éstas: «Y todo
    esto en el momento actual, cuando, como hemos dicho, es
    más necesario que nunca el apoyo incondicional al
    Gobierno de todos los antifascistas y la unidad del proletariado
    y del pueblo en general. ¿A quién representan
    los que hacen esta campaña? No representan a nadie,
    a ninguna organización: constituyen un grupo aislado,
    que actúa contra la voluntad de las masas y contra
    las decisiones expresas de los organismos sindicales. ¿A
    quién sirven? No pueden servir ni sirven al pueblo;
    no pueden servir ni sirven a la causa antifascista; no pueden
    servir ni sirven a la lucha contra el invasor ni contra
    las bandas de criminales que han asolado nuestra tierra.
    No son amigos ni servidores de la unidad: son enemigos del
    pueblo, son elementos fracasados y despechados que ponen
    sus rencores por encima de los sagrados intereses del pueblo
    y de su lucha heroica.»

    LA
    U. G. T. Y EL PARTIDO SOCIALISTA

    Pues
    bien; los mismos que nos decían estas lindezas en
    su periódico, a las veinticuatro horas nos enviaban
    una carta, firmada por ellos y por la Ejecutiva Nacional
    del Partido Socialista, invitándonos a tomar parte
    en una reunión.
    Naturalmente, la Ejecutiva,
    manando sangre todavía -pudiéramos decir-
    estas ofensas, contestó diciendo, no lo que ellos
    afirman, sino lo siguiente: «Si en el citado acto
    no tomase parte el partido comunista, la U. G. T., sin duda
    de ninguna clase, estaría representada en el mismo».
    Es decir, que nosotros no hemos reñido, ni hemos
    querido romper las relaciones con el Partido Socialista.
    En esta carta le decíamos que, si no estuviera
    representado el partido comunista, iríamos con el
    Partido Socialista, pero que, como estaba el comunista,
    no podíamos acudir.
    ¿Qué hacíamos
    con esto nosotros? En primer lugar, responder a una tradición,
    y esta tradición es que, cuando se ofende de esa
    forma a una organización o a las personas que la
    representan, por propia dignidad y por dignidad
    de la organización, no se puede ir con ellos a la
    tribuna, al día siguiente de habernos llamado facciosos
    y traidores, como si no hubiera pasado nada.
    ¿Dónde
    están la decencia social y societaria de la gente,
    y qué querían de nosotros? ¿Que nos
    viesen al lado de los mismos que nos habían dicho
    todas esas cosas? Por dignidad, no ya personal, sino de
    la propia organización, dijimos: «¡no
    vamos a ese acto y no iremos a ninguno a que ellos vayan,
    mientras no rectifiquen!».

    ¿Qué
    hacíamos con eso? Pues cumplir acuerdos de nuestro
    Partido. Nosotros, además de Ejecutiva de la Unión,
    además de representar a la Unión, somos socialistas,
    y el Partido Socialista tiene acordado lo siguiente: «Sobre
    los difamadores del Partido.- En tanto los elementos republicanos
    y anarquistas difamen al Partido Socialista o a algunos
    de sus afiliados, las colectividades del mismo no celebrarán
    ningún mitin en unión de aquéllos».
    No hacíamos, pues, más que cumplir este acuerdo.

    EL
    ACTO DE ARTES BLANCAS DE MADRID

    Ocurrió
    en Madrid un caso muy lamentable, pero que, cuando se quiere
    mantener la disciplina dentro de una organización,
    no hay más remedio que afrontar. Posteriormente a
    asa invitación, recibimos otra para venir a Madrid
    a hablar en un mitin que iba a celebrar Artes Blancas y
    en el que habían de intervenir los comunistas. A
    Artes Blancas le mandamos el artículo íntegro
    que he leído, y le dijimos: «no podemos ir
    por esta razón». Insistieron; insistimos nosotros,
    y dijimos: «no vamos». Sin embargo,
    se celebró el acto, y el compañero Henche,
    en vez de haber guardado silencio y resolver el problema
    dentro de nuestra Unión General, exigiendo responsabilidades,
    si las había, en un Comité Nacional, acudió
    a la plaza pública y censuró a la Ejecutiva
    por este acuerdo, con lo cual contribuyó a la difamación,
    a la calumnia y a la injuria que estaban haciendo todos
    los demás elementos. (Muy bien.)
    Entonces
    nosotros, no por animosidad con Artes Blancas —¡eso
    no se puede decir!—, sino simplemente para imponer
    la disciplina dentro de nuestra organización, dijimos:
    «¿la organización se solidariza con
    el acto de su secretario?» Contestó que sí,
    y la suspendimos de derechos. La cuestión quedaba
    a resolver en el Comité Nacional; allí diríamos
    el por qué, nos contestarían y veríamos
    si había habido buena voluntad, si no había
    habido mala intención. Ya lo examinaríamos.
    Pero no se puede venir a la plaza pública a ventilar
    esos pleitos. Lo que nosotros hicimos es lo que siempre
    se ha hecho en la organización, absolutamente siempre.

    LA
    AYUDA AL GOBIERNO

    Entre
    las acusaciones que se hacen contra la Unión General
    está la de que no ayuda al Gobierno. A eso tenemos
    que decir —ya lo decimos en otro sitio— que
    es una inexactitud. ¡Que nos presenten un caso, un
    solo caso, en que el Gobierno haya pedido apoyo a la Unión
    General y no se le haya prestado! De nuestras Federaciones,
    la de Metalúrgicos es una de las que más contribuyen
    en favor del Gobierno, de éste o del que esté,
    produciendo material de guerra; la de Agricultores es una
    de las Federaciones que también contribuyen mucho,
    porque habréis visto, por ejemplo, que cuando se
    puso la tasa a los comestibles, fué la Federación
    de Agricultores la primera, que llamó la atención
    a sus compañeros para que se cumpliesen los acuerdos
    del Gobierno, aunque tengamos nuestras reservas. Porque
    una cosa es que se cumplan ciertas órdenes, y otra
    que se esté o no conforme, en absoluto. Nosotros
    hemos de decir, en este caso concreto, que jamás
    hemos visto en ninguna parte del mundo ley económica
    alguna que autorice a creer que se baja el precio de las
    subsistencias por decreto. Es un error, pero de todos modos
    hay que cumplirlo, se debe cumplir.
    Otra acusación que se ha hecho contra nosotros es
    la de que, cuando el presidente de la República pronunció
    su discurso —me parece que fué en la conmemoración
    del aniversario del movimiento— la U. G. T. de España
    no acudió, habiendo sido invitada al acto. Lo
    declaramos aquí solemnemente: la U. G. T. no fué
    invitada, y como no fué invitada no tuvo por qué
    concurrir, a pesar de que se haya dicho aquí, en
    Madrid, lo contrario. ¡No fué invitada! El
    que fué invitado fui yo, y recibí la invitación
    al día siguiente. (Grandes risas.)
    Conste
    que no me pesó, porque para mí habría
    sido de una gran violencia personal, no el oír al
    presidente de la República, no; pero sí estar
    al lado de personas que no hacía mucho me habían
    injuriado y me habían calumniado. Conste, pues, que
    la U. G. T. no fué invitada a aquel acto.

    EL
    PACTO CON LA C. N. T.

    Otra
    de las campañas, compañeros, que se ha hecho,
    ha sido con motivo del pacto de no agresión —para
    hablar en términos diplomáticos—, que
    ha suscrito la Unión General con la Confederación.
    Indudablemente, en todas esas campañas ha presidido
    siempre la mala fe, porque recordaréis que cuando
    se hizo público el pacto, lo primero que se dijo
    es que no tenía ninguna importancia, porque en él
    no se hablaba nada de la ayuda que había de prestar
    al Gobierno en la guerra, y, por consiguiente, que debía
    haberse hecho un pacto de distinta naturaleza. Y cuando
    se convencieron de que lo que sostenían era una torpeza,
    porque, además de haberse firmado el pacto, se estaba
    en relaciones con la Confederación para hacer un
    programa común de guerra y elevarlo al Comité
    Nacional —que eso dijimos a los compañeros
    de la Confederación— para que lo aprobase,
    y luego ir a la tribuna pública a propagarlo; cuando
    vieron eso dijeron: «no, es que ese pacto, a pesar
    de ser simplemente de no agresión, no lo debía
    haber hecho la Ejecutiva; lo debía haber hecho el
    Comité Nacional». ¿Qué fundamento
    hay para ello? Yo voy a exponer algunos antecedentes sobre
    la cuestión.

    En
    primer lugar, en nuestros estatutos se determina (articulo
    primero, punto octavo), entre los deberes que tiene la Unión,
    lo siguiente: «Unificar la acción del proletariado,
    con el propósito de crear las fuerzas de emancipación
    integral de la clase obrera, preparándolas para que,
    de acuerdo con el principio de que los instrumentos de trabajo
    pertenecen de derecho al trabajador, puedan asumir la dirección
    de la producción, el transporte y la distribución
    e intercambio de la riqueza social.» En primer lugar,
    ya en los estatutos se impone la obligación de unificar
    la acción del proletariado, y eso cumplíamos
    nosotros, pero, además, aquí tengo
    yo el pacto que hicimos con la Confederación el año
    20 —la Ejecutiva, no el Comité Nacional—,
    firmado, por la U. G. T., por Francisco Largo Caballero,
    Francisco Núñez Tomás, Manuel Cordero,
    Luis Fernández, Juan de los Toyos y Lucio Martínez
    Gil, y, por la C. N. T., por Salvador Seguí, Salvador
    Quemades y Evelio Boal. Posteriormente, se nombró
    una comisión compuesta por los compañeros
    Besteiro, Saborit y Caballero, para que fueran por Cataluña
    a propagar y difundir el pacto.
    De suerte que ya
    tenemos el antecedente de que una Comisión Ejecutiva
    había hecho un pacto, que fué aprobado por
    el Congreso de la U. G. T. de España. Pero no es
    solamente eso; es que la Comisión Ejecutiva
    de la Unión General, antes de reintegrarme yo al
    cargo de secretario, hizo otro pacto con la Confederación,
    el 26 de noviembre de 1936, firmado por los compañeros
    siguientes: José Díaz Alor, vicepresidente;
    Pascual Tomás, vicesecretario; Felipe Pretel, tesorero,
    y Carlos Hernández, Manuel Lois, Mariano Muñoz,
    Amaro del Rosal y Ricardo Zabalza, vocales, por la U. G.
    T.; y Mariano R. Vázquez, secretario; Macario Royo,
    de Aragón; Claro J. Sendón, de Levante; Manuel
    Sáez. de Cataluña; Manuel Arnil, del Centro,
    y Avelino Entrialgo, de Asturias, por la C. N T.

    ¿Qué decía este pacto? Pues lo mismo
    que el que hicimos nosotros, sólo que el nuestro
    estaba articulado. Decía: «Reunidas
    las representaciones del Comité Nacional de la Confederación
    Nacional del Trabajo y la Comisión Ejecutiva de la
    Unión General de Trabajadores de España para
    determinar conjuntamente el criterio que les merece los
    diversos problemas que la clase obrera tiene planteados,
    señalando a la vez las normas que estiman indispensables
    establecer para llegar a la solución inmediata de
    los mismos, acuerdan, unánimemente, dirigirse a todas
    las organizaciones que representan para exigir de todas
    y cada una de ellas la máxima cordialidad en sus
    relaciones, garantizándose mutuamente el derecho
    de cada obrero a sindicarse en aquella organización
    que mejor sepa interpretar sus sentimientos y sus Ideales
    y respetándose también el derecho de cada
    sindicato a orientar su actuación como corresponda
    a sus postulados clasistas».
    Es decir, que
    ya la Ejecutiva, en noviembre, había hecho un pacto.
    El del 20 de noviembre lo aprobaban y nadie dijo nada; pero
    en cuanto se hace el nuevo pacto y está Largo Caballero
    otra vez en la secretaría de la Unión, ya
    no parece bien, es un disparate, y debía haberse
    reservado al Comité Nacional, etc., etc…. ¡Eso
    no es justo! Y por si esto fuera poco, hay que tener presente
    que los elementos disidentes de la Unión han tomado,
    en una de sus primeras reuniones, el acuerdo de dirigirse
    a la Confederación para hacer un pacto con ella.
    ¡Es decir, que ellos pueden hacer pactos, pero nosotros
    no! Esta es la cuestión.

    AL
    ASALTO DE LA U. G. T.

    Y
    la campaña contra la Ejecutiva continúa, pidiendo
    otra vez reunión del Comité Nacional. Y cuando
    vienen a pedir la reunión, observamos que, entre
    los que la piden, hay muchos que dicen representar a Federaciones
    que no pagan; otras que no han ingresado todavía
    en la Unión, como la de Tabaqueros y Correos Urbanos,
    y otra, como Azucareros, que no sabemos siquiera dónde
    tiene su domicilio. Vienen a pedir una reunión
    de Comité Nacional para juzgar a la Comisión
    Ejecutiva, y observamos que el propósito que llevan
    es asaltar la Unión, apoderarse de los cargos de
    la directiva de la Unión.
    Nosotros, cumpliendo
    un deber elemental, porque ese es el encargo principal que
    tenemos, decimos que la Unión no la entregamos. En
    primer lugar, el que os está hablando fue elegido,
    por unanimidad, en un Congreso, a pesar de las diferencias
    de tendencias que había en él.
    Y
    los demás compañeros de la Ejecutiva fueron
    elegidos por un Comité Nacional ante el que presentó
    su dimisión la Ejecutiva de entonces. No es que se
    la echara, sino que dimitió, y el Comité Nacional
    tuvo que elegir otra Comisión Ejecutiva. Allí
    estaban todo el Comité Nacional y la Ejecutiva, y
    todos esos elementos, cumpliendo los acuerdos que tomaron,
    lo hicieron, no como ahora, que se han reunido… (Una voz:
    ¡En la escalera!) Esa es otra cuestión que
    ya trataremos. (Risas.)
    ¿Qué fundamento temamos nosotros para suponer
    que el propósito de todos esos organismos, de todos
    esos compañeros que decían representar a Federaciones,
    era asaltar los puestos e la Ejecutiva, y con ello dar satisfacción
    a los elementos comunistas, que ya pretendieron antes introducir
    en la Ejecutiva representaciones suyas y no se les permitió?
    Lo voy a explicar en pocas palabras: por la conducta que
    estaban siguiendo y la que habían seguido en otras
    organizaciones socialistas.

    LAS FEDERACIONES PROVINCIALES SOCIALISTAS

    Aquí
    tengo los documentos demostrativos de que las Federaciones
    Provinciales de Valencia, Alicante, Castellón, Toledo,
    Albacete, Ciudad Real, Jaén, Cuenca, Almería,
    Badajoz, Córdoba, Aragón…, es decir, toda
    la España leal, las organizaciones socialistas (tengo
    las actas con los nombres y apellidos de las personas que
    asistieron) se reunieron en Valencia y dijeron: «la
    Ejecutiva del Partido no funciona; vamos a requerirla a
    que funcione y como hay elementos que están en el
    extranjero, por tener allí cargos y no pueden acudir
    a la Ejecutiva, vamos a pedirle a esta Ejecutiva que se
    complete con otros elementos representantes de estas organizaciones».

    A estas Federaciones, primero se las recibe y se les dice:
    «ese documento que traéis firmado no tiene
    valor alguno, porque puede ser algo de simple carácter
    personal; tenéis que traer un documento que acredite
    que estáis autorizados para hacer esto». Los
    compañeros prometen llevarlo, van a sus Federaciones,
    se reúnen, recogen el documento sellado y firmado,
    lo presentan y les dicen: «no, no; eso tampoco tiene
    bastante valor; es preciso que los afiliados intervengan
    en ello». Pensaron estos compañeros
    (y lo digo sumariamente, porque no me puedo entretener en
    muchos detalles) en celebrar congresos, para que éstos
    les autorizasen de una manera expresa, pero entonces se
    prohibió la celebración de los congresos,
    y se fué por los pueblos afirmando que los que celebrasen
    congresos serían expulsados del partido. ¡No
    los permiten! ¿Qué hacen? Un día se
    presenta en el local de la Federación Socialista
    de Valencia el Gobernador civil, que es el presidente de
    la Agrupación Socialista, con unos cuantos carabineros
    y guardias de Asalto, y dice: «Aquí traemos
    un documento de la Ejecutiva Nacional por el que nos autoriza
    a hacernos cargo de la Federación Provincial de Valencia».

    Aducen los compañeros de Valencia: «¡Pero
    si hemos sido nombrados por un Congreso!», y les contestan:
    «¡Ah!, no importa; aquí tenemos la autorización
    del Comité, y, por consiguiente, nos la entregan
    ustedes». Y nuestros compañeros, por no buscar
    quimera, entregan los cargos y levantan un acta en la que
    hacen constar su protesta por la coacción que significa
    el que hayan ido allí carabineros y guardias de Asalto
    a desposeerles de sus cargos, conferidos por un Congreso.
    El hecho es que entran carabineros y guardias de Asalto,
    les quitan los cargos y les echan. Es decir: que el Poder
    público se usa para estos menesteres, con la vergüenza,
    que no se habrá visto en ninguna parte, de que muchos
    de los carabineros y guardias de Asalto que fueron a realizar
    este acto tan bochornoso dentro de nuestro Partido, que
    si Iglesias volviera al mundo y se enterara se hubiera muerto
    de vergüenza (muy bien; muy bien), están afiliados
    al Partido Socialista. (Aplausos.)
    Es decir, que
    los socialistas, unos de uniforme y otros de paisano, porque
    son autoridades, van a desposeer a unos compañeros,
    como he dicho, de sus cargos. Así se apodera la Agrupación
    de Valencia de la Federación Provincial, no permitiendo
    los Congresos en ninguna parte, y a quienes intentan celebrarlos
    se les amenaza con expulsarles del Partido.

    Aquella
    misma noche, inmediatamente, fueron al periódico
    «Adelante», que era el órgano oficial
    de la Federación Provincial de Valencia. Se presentan,
    también, con un policía, vestidos, naturalmente,
    de paisano, pero con el carácter de autoridades,
    con el propósito de apoderarse del periódico.

    Las personas que estaban al frente de él, dicen:
    «Nosotros no entregamos el periódico de esta
    manera; queremos levantar acta de lo que se haga».
    Y, efectivamente, se levanta un acta, y en esta acta notarial
    se dice lo siguiente: «Y exhibe la documentación
    que a continuación se transcribe: Hay un timbre en
    seco del Ministerio de la Gobernación. En contestación
    a su oficio de fecha de hoy, en, el que solicita se le garantice
    el ejercicio de su derecho a tomar posesión del diario
    «Adelante», órgano del Partido Socialista
    Obrero, cuya publicación solicitó y obtuvo
    su Presidente, según se comprueba por los antecedentes
    que me remite el Gobernador civil de la provincia, participo
    a usted que puede tomar posesión inmediatamente de
    la Redacción, Administración y demás
    servicios del mencionado diario, poniendo a su disposición
    la fuerza que en ejercicio de su derecho necesite».
    Firmado, naturalmente, por el ministro de la Gobernación,
    compañero Zugazagoitia. De esta manera es como se
    desposesiona primero al Comité Provincial de la Federación
    Socialista Valenciana, y se apoderan después del
    periódico. Cuando la Unión General ve este
    proceder, ¿tiene nada de particular que sospeche
    que lo que se quiere hacer con ella es cosa parecida?

    Y decide: «¡de ninguna manera entregamos la
    organización, y a aquéllos que han pedido
    reunión del Comité Nacional sin derecho a
    estar en él, los damos de baja por falta de pago,
    y damos de baja a las Federaciones!». Pero inmediatamente
    nos dirigimos a las Secciones, diciéndoles que como
    ellas no son responsables, a ellas no las damos de baja
    y pueden seguir cotizando, no para constituir nuevas Federaciones,
    no, sino para que la U.G.T. quedase íntegra, y que
    en todo caso desaparecieran los Comités, que en su
    mayor parte son nidos de caciques dentro de la organización.
    (Fuertes aplausos.)

    NUEVAS
    ARTIMAÑAS VIEJAS

    Se
    dice—ya lo esperábamos nosotros: en seguida
    se busca arteramente la parte sentimental—: «¡Han
    dado de baja a los mineros de Asturias!». No; a los
    mineros de Asturias no les hemos dado de baja, porque las
    Secciones de Mineros continúan en la U.G.T. de España;
    a los que hemos dado de baja ha sido a los que, diciendo
    que son el Comité de la Federación, desde
    el año 33 no han hecho caso de la Federación,
    como lo podemos probar con documentos que tenemos en nuestro
    archivo; que tenían y tienen abandonada esa Federación
    y que están pagando directamente las Secciones de
    Mineros a la U.G.T. ¡No a los mineros! Y, en último
    caso, que no se esgriman sentimentalismos de esa naturaleza;
    cuando se ama a los heroicos mineros, si es verdad, no se
    está aquí de agente… (Muy bien; muy bien;
    grandes aplausos que impiden oír el final del párrafo;
    los concurrentes al acto, puestos en pie, tributan a Largo
    Caballero una formidable ovación.) Si es verdad que
    a esos héroes de Asturias se les ama de corazón,
    como se dice, no es sirviendo de testaferro para dividir
    nuestras organizaciones políticas y sindicales como
    se les ayuda; es allí donde hay que estar. (Se reproduce
    la ovación.)

    Y,
    naturalmente, la campaña contra la Comisión
    Ejecutiva continúa. Todos los periódicos—caso
    insólito en España—, entran en ella;

    sólo hay un periódico en Valencia, entre los
    de cierta circulación, periódico de la noche,
    que se ocupa de defender a la Comisión Ejecutiva,
    pero todo aquello que pueda significar defensa de
    esta Ejecutiva es tachado por la censura…
    (Una
    voz: Eso hace el Gobernador de Madrid.) ¡Es
    que los que hablan contra los controles no dejan de controlar
    periódicos y de controlar todo lo demás, para
    su servicio! Pues la Ejecutiva de la Unión General
    se encuentra sin periódicos para defenderse, ni en
    Madrid ni en otras partes, salvo ese periódico que
    he dicho antes. (Una voz: ¡No importa! ¡La defendemos
    nosotros!)
    ¡Ahí ¡Ese es el error
    de ellos! Yo no sé cómo no han escarmentado
    viendo lo ocurrido a los elementos burgueses enemigos nuestros,
    que nos persiguieron como si fuéramos perros rabiosos,
    y, sin embargo, hemos salido adelante y nos hemos defendido.
    (Aprobación; aplausos.) Esa lección debiera
    serles suficiente, porque, por mucho que nos persigan, y
    por mucho que nos quieran ahogar con la Prensa y con persecuciones,
    no triunfarán porque no tienen razón,
    y, además, porque los que luchan, podrán tardar
    un poco más o un poco menos en poder hacer frente,
    teniendo en cuenta lo que antes decía, pero están
    dispuestos a defender la Unión General hasta el último
    extremo. ¡Hasta el último extremo! (Aplausos.)

    LA
    REUNIÓN EN LA ESCALERA

    Sigue
    la campaña de Prensa, y ahora se reúnen otros
    elementos a los dados de baja por falta de pago, y vuelven
    a pedir la reunión del Comité Nacional. Nosotros
    les decimos: «no hay inconveniente». Cuando
    fueron a visitarnos se lo dijimos: «estamos dispuestos
    a celebrar Comité Nacional, pero tenéis que
    traer aquí un documento de vuestra Federación,
    acreditativo de que, efectivamente, la representáis,
    y que desean la reunión del Comité Nacional».
    Estos amigos consideraron que eso no era necesario, pero
    nos ofrecieron hacerlo. Aquí tengo la carta en la
    que nos prometen mandar el documento. Les estamos aguardando,
    porque el documento no llega, y en vez de mandarlo lo que
    hacen es convocar a una reunión del Comité
    Nacional ellos mismos. Y esta reunión la convocan
    en el mismo local social de la U.G.T. Pero no solamente
    hacen eso, sino que nos mandan una carta diciéndonos
    que les preparemos el salón y todos los documentos,
    porque han convocado al Comité Nacional. (Risas.)
    Entonces, la Ejecutiva de la Unión, dice: «¡no
    se celebra ese Comité Nacional aquí!»;
    y les manda una carta manifestándoles: «Os
    hemos dicho que si presentáis los documentos se celebra
    Comité Nacional, y si no los presentáis no
    se celebra; por consiguiente, ese Comité Nacional
    que anunciáis no lo autorizamos, porque no es legal,
    no se convoca con arreglo a los Estatutos y no lo permitimos».

    Pues
    bien; a pesar de eso, el día 1.° de octubre,
    fecha en que se abría el Parlamento, el día
    que tenía el Gobierno que dar cuenta de la crisis,
    deciden ir allí a celebrar sesión. Y nosotros
    decidimos no abrir la puerta a nadie. Y se estuvieron en
    la escalera, de dos horas a dos horas y media. (Grandes
    risas.)
    Indudablemente creyeron que iban a poder
    hacer en la Unión lo que hicieron en los otros sitios,
    y que porque fuese la policía, porque fuesen autoridades,
    podrían entrar y hacer lo que les diera la gana.
    Nosotros, dijimos: «aquí no entra ni la policía»
    ,
    y, efectivamente, no entró la policía; los
    agentes iban diciendo: «aquí se celebra una
    reunión», y yo les replicaba: «no, señores,
    la prueba de que aquí no se celebra ninguna reunión
    es que estos señores están en la escalera».
    (Grandes risas.) Y, cuando se convencieron de que no podían
    entrar dentro del local para celebrar la reunión
    que querían, se marcharon y se reunieron en otra
    parte. Naturalmente que nosotros hemos dicho y seguimos
    diciendo que ese Comité que han nombrado ellos y
    esa reunión que han convocado no son legales, no
    están ajustados a los Estatutos, y, por consiguiente,
    no los reconocemos como tal Ejecutiva, ni mucho menos.
    Pero lo grave, compañeros, es que estos amigos
    están favorecidos por el Gobierno y por la Ejecutiva
    del Partido.
    Habréis leído —no
    sé si lo habrán permitido en Madrid; lo dudo—
    que a la Ejecutiva legítima de la Unión
    General se le secuestra toda la correspondencia en Correos.
    Ninguna carta que vaya a nombre de la Unión General
    se nos entrega.
    Hemos hecho reclamaciones y parece
    que el presidente del Consejo de Ministros ha dicho que
    se le dé a la otra Ejecutiva, pero en Correos saben
    la responsabilidad que hacer eso puede significar, y han
    decidido, según noticias, detenerla allí.
    Por consiguiente, sabed todos que las cartas que vayan a
    la Unión General no llegan a nuestro poder; si queréis
    que llegue alguna carta, tenéis que dirigirla a nombre
    propio, a nombre mío, por ejemplo: Francisco Largo
    Caballero, diputado a Cortes. Entonces, sí llegarán.
    Pero si va a nombre de la Unión, no.

    Y
    vamos al Banco, pero como hoy a los que hay que temer, más
    que nada, no es a los banqueros, sino a los bancarios (risas),
    ya habían dado orden para que no se nos abonase nada
    de la cuenta corriente.
    Y también están
    detenidos los cheques. Pero estos individuos que no se atrevieron
    a entrar en el local de la U.G.T. en Valencia (según
    manifestaciones que uno ha hecho en Madrid, porque tienen
    noción de la responsabilidad y no quieren cometer
    ningún acto que pueda provocar una colisión
    entre nosotros), han tenido el valor heroico de ir a la
    calle de Fuencarral, 93, donde sólo hay una compañera
    mecanógrafa, y apoderarse del local. ¡Podían
    haber vuelto a la calle de Luis Vives, a Valencia, y no
    venir donde está una muchacha, que, naturalmente,
    ¡qué iba a hacer!, si se presentan allí
    diciendo: «esto es de nosotros». Y se han llevado
    carnets, se han llevado fotografías, y se han llevado
    el dinero; se lo han llevado todo. Los que han venido aquí
    y han hecho esa heroicidad han sido los compañeros
    Edmundo Domínguez y Amaro del Rosal. Naturalmente
    que esto que han hecho en la calle de Fuencarral, 93, no
    nos da frío ni calor, porque nosotros continuaremos
    luchando para defender la Unión General, y tenemos
    la confianza de que cuanto han hecho no les servirá
    de nada, absolutamente de nada.

    Pero
    el hecho es que el Gobierno les ayuda,
    hasta el
    extremo, compañeros, de que, habiéndose dirigido
    el Gobierno a la U.G.T., en carta que tengo aquí,
    para que nombrase un compañero que la representara
    en la Junta de Instrucción Premilitar, en esa carta
    nos decía que su opinión era que designáramos
    a un camarada, que se llama Fermín Corredor. Siempre,
    la U.G.T. ha procurado con todos los Gobiernos, monárquicos
    y republicanos, que cuando había que nombrar a un
    camarada para un cargo en algún Ministerio u organización,
    fuera la Unión quien lo designase, no el Gobierno.
    Esta costumbre la han respetado todos los Gobiernos, unos
    a regañadientes y otros de buena voluntad, y tenían
    que ser ciertos elementos socialistas los que estuvieran
    en el Gobierno para que impusiesen el nombramiento de un
    cama-rada. Pero nosotros, siguiendo la tradición,
    en vez de nombrar al que se nos decía, designamos
    a otro compañero, y lo comunicamos al Ministerio
    de Defensa Nacional, mejor dicho, al subsecretario de Defensa
    Nacional. Pues bien; el otro día nos encontramos
    con una nota oficiosa de esa llamada Comisión Ejecutiva,
    que se constituyó como hemos referido antes, en la
    que dice que, a instancia del Ministerio de Defensa Nacional,
    nombran a un compañero para ese cargo. Es decir que
    ese ministro, o el subsecretario de Guerra, además
    de la comunicación que nos mandó a nosotros,
    la envió también a los otros. Y los otros
    nombran, no a éste que decía el Gobierno que
    iba a nombrar, sino a otro, y luego nos mandan a nosotros
    una carta diciendo que como era de libre elección
    del Gobierno, han nombrado a fulano de tal, que es justamente
    el que habían propuesto los otros. (Risas.)

    Es
    decir, que el Gobierno está en estos momentos ayudándoles
    y, además del Gobierno, les ayuda la Ejecutiva Nacional
    del Partido. Esta ha suscrito un documento, firmado por
    su Comité de Enlace, donde se combate a la verdadera
    Comisión .Ejecutiva de la Unión General, y
    dice que la única legal y verdadera que hay en nuestra
    organización es la otra Ejecutiva. Y no solamente
    hacen eso, sino que han hecho una circular en la que se
    recomienda á las Agrupaciones que reconozcan a la
    otra Ejecutiva. Es decir, que la Ejecutiva del Partido Socialista,
    concretamente su presidente, que es, además, presidente
    de esa Ejecutiva que se ha nombrado, es quien aconseja a
    las Agrupaciones que le reconozcan a él, porque no
    hay más tía Javiera que él. (Grandes
    risas y aplausos.) No hay ni el pudor ni el decoro que debe
    haber para dejar firmar eso al vicepresidente.

    No sé el caso que le habrán hecho las Agrupaciones,
    porque si son pertenecientes a las Federaciones que persiguieron,
    y a las que no dejaron ni reunirse, figuraos el caso que
    van a hacerles. ¡No digo que no haya alguna! Lo grave
    es que sea la Ejecutiva del Partido la que alimente esa
    disidencia dentro de la U.G.T. de España. Esto es
    lo grave, y que eso lo haga el presidente del Partido, presidente
    aparente, porque todavía no nos han dado cuenta de
    cómo se hizo aquella célebre elección
    que todos recordaréis; pero, en fin, el mismo presidente
    del Partido, que es presidente de esa Comisión Ejecutiva
    de la escalera… (Más risas.)


     

     

  • Asturias Republicana – PRIMERA REPUBLICA

    No
    se quién era el que decía, muy acertadamente, que los
    aniversarios y conmemoraciones estaban muy bien para pasarle
    el polvo a éste o aquel personaje de la historia…, y
    devolverle  al desván del olvido al día siguiente.

    Por
    sugerencia del amigo Prendes Quirós, he preparado unos
    folios sobre un republicano de Gijón: Tomás Zarracina
    Rodríguez. Nuestro modestísimo propósito no era otro que
    recordar a este republicano ejemplar, precisamente, en
    la cena que el Círculo Republicano Gijonés celebra este
    once de Febrero de 1999 para conmemorar aquel otro once
    de Febrero, el de 1873, en que los diputados proclamaban
    la República por 258 votos contra 32.

    Recordar
    a un republicano ejemplar y, también, incitar a que otros
    exciten el celo edilicio para que el mármol que desde
    hace más de cien años perpetúa el nombre y la memoria
    de Tomás Zarracina en la casa en la que vivió, no perezca
    ante la voraz e insensible piqueta del urbanismo feroz.
    Pues aunque ni reyes ni regentes, ni dictadores primos
    ni dictadores francos, ni bombas de avión ni cañonazos
    de barco, nada ni nadie, durante más de un siglo, le puso
    la mano encima, el peligro acecha y para la ignorancia
    no hay descanso.  En días recientes, hemos tenido que
    sufrir el oprobio de ver como ígnaras manos cubrían con
    una gruesa capa de pintura la lápida de Tomás Zarracina.
    Y ha tenido que ser, precisamente, en esta época, cuando
    la palabra “cultura” llena todas las bocas y,
    también, muchas carteras: vienen, llegan, la cubren de
    mierda, que ese es el color que le han dado, y unos se
    van y otros se quedan, todos, tan campantes. Así que si
    antes decía, medio en broma, que los aniversarios servían
    para “quitar el polvo”, en este caso veremos
    a ver si sirve para “quitar la pintura”. Se
    va a necesitar de espátula y disolvente en abundancia.  

    Hasta
    no hace mucho, el nombre de Tomás Zarracina era para mí
    el de una calle, una fábrica y poco más.
    Y también
    un recuerdo vago de un comentario escuchado a los abuelos,
    ¿o quizás fue una lectura?; no lo sé. Se refería a unos
    hechos que habían acontecido cuando el movimiento obrero
    estaba en sus albores. Iba a celebrarse un Primero de
    Mayo según la costumbre de la época: manifestación a la
    salida de las fábricas, seguida de charlas y conferencias
    en los centros obreros. Pero, inevitablemente, la prensa
    publicaba unos días antes la orden del gobernador de la
    provincia que, siguiendo instrucciones del gobierno, prohibía
    toda clase de actos y concentraciones obreras ese día.
    Hubo, sin embargo, uno que no pudo impedir: en una
    panadería de Gijón, ese día tan señalado, ya que no la
    Libertad, al menos el Pan se repartió gratis a los necesitados.
    Era la panadería de Tomás Zarracina. Pero, ¿quién era
    ese hombre?

    Tomás
    Zarracina: propietario e industrial

    El
    que no sabe y quiere saber, no le queda más remedio que
    buscar, preguntar, leer… Eso he hecho: he preguntado
    a los amigos y he buscado en los libros, las hemerotecas
    y los archivos. En el Archivo Municipal encontré nota
    sumaria de su bautismo: “Tomás Zarracina Rodríguez,
    hijo de Francisco y Mª del Carmen, 18 de Septiembre de
    1832.”
    Quiere decirse que había nacido en Gijón
    alrededor de esa fecha.

    Mi
    amigo Agapito González, con la celeridad y precisión que
    le caracterizan, me hizo saber que Tomás Zarracina estaba
    casado con Agapita Menéndez, natural también de Gijón,
    con la que, al menos, tuvo tres hijos: Francisco, nacido
    el catorce de Octubre de 1859; Mª del Carmen, nacida el
    cinco de Septiembre de 1865; y Antonio, que ve la primera
    luz el once de Febrero de 1867. Así mismo, me comunica
    que Tomás Zarracina era propietario de numerosas fincas
    y variadas industrias. Casi con total certeza, era de
    su propiedad la manzana de edificios delimitada por las
    actuales calles de Begoña, Costanilla de la Fuente Vieja,
    Moros y la propia Tomás Zarracina, antes llamada del Teatro.
    Esta calle del Teatro recibía ese nombre por discurrir
    por detrás del primigenio “Teatro Jovellanos”
    que, como se sabe, nada tenía que ver con el actual, que,
    por otra parte, toda la vida se llamó “Teatro Dindurra”
    por haber sido Dindurra el que lo construyó. En esa manzana
    de edificios y solares tenía Zarracina su domicilio y
    algunas de sus industrias. Poseía la panadería “La
    Constancia”, todo un nombre, situada en las calle
    de Enrique III.  Abarcaban también sus negocios el almacenamiento
    y obtención de harinas, la fabricación de chocolates y
    la elaboración de sidra champanada.

    Teniendo
    ya escrito este bosquejo sobre Tomás Zarracina, mi buen
    amigo Arturo Muñiz, entusiasta y eminente bibliófilo asturianista,
    me facilitó una extensa información sobre las actividades
    industriales y mercantiles del inquieto y activo gijonés.
    Surge, sin embargo, una nueva duda, pues mientras no aparece
    reseña alguna de una panadería con el nombre de “La
    Constancia”, si la hay con el de “La Esperanza”:
    ¿cambio de nombre o confusión?

    En
    el libro “Asturias Industrial”, de Fuertes Arias,
    hijo de Fuertes Acevedo, aparece reseñada la entidad “Viuda
    e Hijos de Zarracina”, dedicada a la fabricación
    de sidra champanada, y que con el nombre de “La Asturiana”,
    había sido fundada por Tomás Zarracina en 1857 (1853?).
    Estaba situada en Somió y era una de las más importantes
    de la provincia. Daba empleo a venticinco trabajadores,
    de los cuales quince eran mujeres, y la producción ascendía
    480.000 litros, exportándose gran parte de la misma a
    la América Latina. En el libro “Gijón y la Exposición
    de 1899” se precisa que constaba de doce lagares
    y que por no haberse registrado a tiempo el nombre de
    “La Asturiana”, lo perdió su propietario, motivo
    por el cual tuvo que pasar a llevar el apellido del mismo.
    La fábrica de harinas “La Caridad” había sido
    fundada por Zarracina en 1890 y estaba situada en el barrio
    del Tejedor, con una extensión de cinco mil metros cuadrados.
    Constaban las instalaciones de un edificio de tres plantas
    destinado a fábrica; almacenes para trigos, harinas y
    residuos; almacén general de efectos; instalación de la
    máquina motriz, consistente ésta en una turbina de vapor
    Breguet (sistema Laval) de 100HP, y cuadras, cocheras
    y oficinas. Se podían producir hasta 18.000 Kgs. diarios
    de harina y daba empleo a cuarenta y cinco obreros. La
    fábrica de chocolates “La Industria”, fundada
    en 1877, estaba situada en la calle del Teatro y en ella
    trabajaban doce obreros, alcanzando la producción los
    150.000 Kgs. anuales de chocolates variados. la sierra
    mecánica de maderas, que entró en funcionamiento en 1875
    y estaba situada junto a la anterior, trasla-dándose posteriormente
    a la carretera de Villaviciosa, y su principal actividad
    era la elaboración de cajonería para envases. La panadería
    mecánica “La Esperanza” fue fundada por Tomás
    Zarracina en 1863 y era una de las más importantes de
    Asturias, pues la elaboración diaria de pan era de unos
    5.000 Kgs. y empleaba a treinta trabajadores.También presidió
    Tomás Zarracina durante algún tiempo la sociedad promotora
    del balneario de “Las Carolinas”, situado en
    la playa de San Lorenzo.     

    ¿Y
    cómo un mediano propietario e industrial de una recóndita
    villa de España y en pleno siglo XIX podía ser republicano?

    Tomás
    Zarracina: concejal republicano de la I República

    En
    España, cuando el país ya no aguanta más, los reyes se
    marchan y viene la República que trae la Libertad. Isabel
    II se fue; se marchó también Amadeo de Saboya y llegó
    la I República un once de Febrero de 1873.
    El día trece
    de ese mismo mes y año, aquí, en Gijón, según consta en
    el Libro de Actas del Ayuntamiento de Gijón que se conserva
    en el Archivo Municipal, se recibió en el Ayuntamiento
    un telegrama del Gobernador de la provincia en el que
    se comunicaba la renuncia del rey y que las Cortes, constituidas
    en Asamblea Soberana, habían proclamado la República.
    Se personaron por la tarde en el Ayuntamiento los señores
    Pérez Carreño, Guilmain y Menéndez Acebal, los cuales
    hicieron presente al alcalde, José Domínguez Gil, que
    traían órdenes verbales del Gobenador para que la Corporación
    dimitiese y resignase el mando en el diputado provincial
    Alejandro Blanco. Entre el alcalde y el gobernador se
    cruzaron varios telegramas que denotaban la confusión
    propia del momento. Finalmente, con la garantía del diputado
    Alejandro Blanco de contribuir al mantenimiento del orden,
    “el Ayuntamiento, en atención a las circunstancias
    y en su deseo de que la tranquilidad y el sosiego público
    no lleguen a turbarse, quizá con el pretexto de su permanencia
    al frente de la adiministración municipal, acordó por
    unanimidad hacer renuncia desde luego del cargo, con tanta
    más razón, cuanto que veía rebajada su dignidad como Corporación
    local por haber dispuesto el Gobernador la entrega de
    armas a la fuerza ciudadana sin su intervención.”
    Efectivamente, se habían enviado doscientas armas que,
    como posteriormente se comprobaría, no estaban en muy
    buen estado.

    Se
    trasladó a Oviedo una comisión municipal, y el Gobernador
    (¿Angel de F. Valmori?) oídas las consideraciones que
    los representantes de la Corporación gijonesa exponen
    como fundamento de su dimisión, acepta ésta y nombra,
    para reemplazarlos provisionalmente a las siguientes personas:
    Segundo G. Prada, José Palacio, Francisco Alvarez, Francisco
    Pérez Carreño, Eduardo Guilmain, Policarpo Boluna, Eusebio
    Menéndez, Arsenio Buznego, Justo del Castillo, Casiano
    García, Antonio Erdocea, Vicente Valdés, Francisco Castañón,
    Eladio Carreño, Apolinar Acebal, Francisco Díaz, Francisco
    Castro, Antonio Suárez, Restituto Buylla, Manuel Cerra,
    Tomás Zarracina, Manuel Rodríguez (de Tremañes), Manuel
    Rozada, Ramón de la Rubiera y Alejandro Blanco y Jove
    Huergo. Total: venticinco.

    De
    nuevo en Gijón, concurren al día siguiente, catorce de
    Febrero, en las Cosistoriales la Corporación dimisionaria
    y los antes mencionados, leyéndose la resolución del Gobernador
    de la provincia. Los concejales salientes abandonan el
    local y la nueva Corporación queda presidida por el de
    más edad, que resulta ser Alejandro Blanco y Jove Huergo.
    Procediéndose a continuación a celebrar las respectivas
    votaciones para el nombramiento de alcalde, tenientes
    de alcalde y síndicos, resultando elegidos por unanimidad
    los siguientes:

     

    Alcalde
    1º Presidente, Alejandro Blanco.

    1er.
    Teniente Eladio Carreño.


          id.        Restituto A. Buylla.

    3º      
    id.        Francisco Pérez Carreño.

    4º      
    id.        Francisco Díaz

    5º      
    id.        Segundo G. Prada.

    Síndico         
    Apolinar Menénez Acebal.

        
    id.   supl.   Eduardo Guilmain

    El
    alcalde presidente dio las gracias por la honra que le
    habían dispensado nombrándole para dicho cargo, proclamó
    y dio posesión a los anteriormente mencionados de los
    suyos respectivos y, por último, se adoptó el acuerdo
    de que las sesiones ordinarias se celebrasen los sábados
    de cada semana a las siete de la noche, dándose con ello
    por terminada esta sesión inaugural, de la cual levantó
    acta certificada el secretario del Ayuntamiento.

    Un
    día después, se volvió a reunir la Corporación para nombrar
    a los alcaldes de barrio, treinta y uno en total. Se eligieron
    también los miembros de la Corporación que integrarían
    las diferentes comisiones permanentes, que eran las siguientes:
    Policía urbana y festejos; Hacienda, presupuestos y arbitrios;
    Alumbrado y serenos; Instrucción pública; Cárcel y presos
    pobres; Obras públicas, caminos y arbolado; Montes y terrenos
    comunales; Milicia voluntaria; Intervención de fondos.
    No se va a hacer aquí un resumen de cada sesión municipal,
    pero si interesa destacar dos cosas: la primera, las comunicaciones
    que envían ofreciendo sus servicios a la nueva Corporación 
    los cónsules de Francia, Alemania e Italia; el Comandante
    de Marina, los administradores de la Aduana y Fábrica
    de Tabacos, y el director del Instituto “Jovellanos”.
    El otro aspecto a señalar es la ausencia de Tomás Zarracina;
    no sólo no figura en ninguna de las anteriores comisiones
    municipales, sino que tampoco consta que asista a las
    reuniones ordinarias de la Corporación.

    En
    el movimiento republicano gijonés debía de haber las lógicas
    discrepancias que no tardarían en aflorar. Por otra parte,
    ser entonces concejal o alcalde no era, al contrario de
    lo que ahora sucede, ningún chollo. Se iba al Ayuntamiento,
    como a la política, por un ideal, a servir a la ciudad
    y a la nación, y no con la idea de “servirse de”
    para propio beneficio. Vease, si no, lo que ocurrió en
    el Ayuntamiento de Gijón al mes y medio de tomar posesión
    aquella primera Corporación republicana. Pues ocurrió
    que en sesión extraordinaria celebrada el día ventiséis
    de Marzo de aquel año de 1873, presidida por el primer
    teniente de alcalde, Eladio Carreño, se dio cuenta de
    cuatro comunicaciones recibidas. La primera de ellas iba
    firmada por Alejandro Blanco, alcalde de Gijón hasta ese
    momento, y decía así:

         

     “No
    reconociendo como demócrata ningún poder ni corporación
    que no esté nombrado por sufragio universal, y únicamente
    prescindiría de aquel requisito por circunstancias extraordinarias
    y por el tiempo indispensable, bajo cuya base he aceptado
    el formar parte de esta Corporación municipal; viendo
    que a pesar de haber transcurrido tiempo suficiente para
    la elección, ésta se prorroga indefinidamente, poniendo
    al Ayuntamiento en una situación ilegal, sin que pueda
    dar fuerza ni hacer ejecutivos sus acuerdos en asuntos
    económicos, ni por consiguiente formar sus correspondientes
    presupuestos, renuncio desde este día al cargo de concejal
    y, por lo tanto, al de Alcalde 1º Presidente de la Corporación,
    que únicamente acepté mientras aquella pudiera constituirse
    con arreglo a la ley. Espero, pues, que V. se haga cargo
    desde luego de la Alcaldía y en su día disponga se dé
    cuenta de mi renuncia al Ayuntamiento para los efectos
    procedentes. Gijón, 24 de Marzo de 1873. Salud y fraternidad.
    Alejandro Blanco. Sr. 1er. Teniente de Alcalde.”

    En
    parecidos términos se expresan otros tres concejales que
    también dimiten el cargo. Aunque no está entre ellos Tomás
    Zarracina, lo cierto es que éste sigue sin acudir a las
    sesiones de la Corporación. Cabría atribuir esa actitud
    a otros motivos que no fueran políticos, y así pudiera
    ser, pero hechos que veremos posteriormente parecen corroborar
    la tesis del desacuerdo político como causa y explicación
    de aquella ausencia.

    El
    día siete de Junio de 1873, estando a punto de levantarse
    la sesión en las Consistoriales, se recibe el siguiente
    telegrama:

    “El
    Gobernador al Alcalde. El Ministro de la Gobernación en
    telegrama de hoy me dice lo siguiente. Las Cortes están
    constituidas. Inmediatamente después de haber aceptado
    la dimisión del poder ejecutivo, han aprobado por aclamación
    y casi por unanimidad que la república federal es la forma
    de gobierno de la Nación española. Mañana se hará la votación
    definitiva y nominal de esta proposición. Circúlese y
    publíquese.”

    Continúa
    el acta municipal relatando que “el Ayuntamiento
    oyó con satisfacción tan importante noticia, y el Sr.
    Boluna dio un “viva la República federal” que
    fue contestado con entusiasmo por el Ayuntamiento y público
    que ocupaba el salón.” A continuación, el Ayuntamiento
    de Gijón acordó dirigir al Presidente de la Asamblea Nacional
    un telegrama con estos términos:

    “El
    Presidente del Ayuntamiento de Gijón al Presidente de
    la Asamblea Nacional. Recibida con inmenso júbilo la satisfactoria
    noticia de haberse proclamado la república federal por
    la Asamblea. Este Ayuntamiento, en sesión pública hizo
    igual proclamación y acordó por unanimidad felicitar a
    la Asamblea por tan importante solución”.

    Y
    llegamos al venticuatro de Agosto. Ese día, bajo la presidencia
    del alcalde saliente, Eladio Carreño, se da lectura a
    la lista de los concejales electos. Es aquí cuando
    de nuevo aparece el nombre de Tomás Zarracina, y lo hace,
    precisamente, encabezando esa lista de concejales que
    no han sido nombrados por ningún gobernador, sino elegidos
    en votación.
    Forman la lista de nuevos concejales
    los siguientes nombres: Tomás Zarracina, Manuel de la
    Cerra, Segundo González Prada, Policarpo Boluna, Eduardo
    Guilmain, Apolinar Menéndez Acebal, Casiano García, Eusebio
    Menéndez, Antonio Suárez, José Palacio, Leonardo Menéndez
    Tuya, José Corral, Arsenio Buznego, José González Coto,
    Manuel Rodríguez, Juan A. Gómez, Benigno Quirós, Antonio
    García, Francisco Caicoya, Calixto Meré, Marcelino Villamil,
    Manuel Muñiz, Jacinto Menéndez, Manuel Alvarez Ramos y
    Francisco Lavandera. Preside interinamente la Corporación
    el concejal que más votos obtuvo, que lo fue José González.

    En
    otra reunión de la Corporación electa, Tomás Zarracina
    es nombrado primer teniente de Alcalde
    y pasa a formar
    parte de las siguientes comisiones municipales: Policía
    urbana; Presupuestos, cuentas y arbitrios; Cárcel y presos
    pobres; Voluntarios de la República; Conservación y limpia
    del puerto.

    Tomás
    Zarracina y la sublevación militar

    contra
    la I República

    Del
    mismo modo que se dice que “la alegría dura poco
    en casa del pobre”, pienso yo que también se podría
    haber acuñado esta otra frase: “la Libertad dura
    poco en España”. Efectivamente, el general Pavía
    mete a los caballos en el edificio de Las Cortes y pone
    fin a la I República antes de que hubiera trascurrido
    un año desde su instauración: ¡qué poco dura la alegría
    y la Libertad en casa del español pobre! Algo parecido
    pensarían los concejales republicanos gijoneses, pues
    aunque algunos de ellos no fueran pobres, económicamente
    hablando, si que todos eran en aquel momento “unos
    pobres concejales republicanos”, republicanos ya
    sin República.

    Un
    siete de Enero de 1874, los concejales gijoneses acuden
    a la convocatoria de una sesión extraordinaria. Y va
    a tocarle presidir tan triste reunión, precisamente, a
    nuestro hombre, Tomás Zarracina, en su calidad de primer
    teniente de alcalde. Se abre la sesión, se lee y aprueba
    el acta de la anterior y, a continuación, Tomás Zarracina
    procede a leer varios telegramas en los que se da cuenta
    del atentado cometido contra la Asamblea Nacional y de
    la formación de un nuevo gobierno presidido por el duque
    de La Torre,
    así como otro telegrama en el que el
    Gobernador militar de la provincia pregunta al Ayuntamiento
    si éste está conforme con la política que representa el
    nuevo gobierno. Respecto a esto último, “el Ayuntamiento,
    unánimemente, acordó no estar conforme con dicho Gobierno
    y, por lo tanto, hacer, desde luego, dimisión de su cargo,
    participándolo así al Gobernador de la provincia para
    que designe la persona que haya de hacerse cargo de la
    Alcaldía y, hasta tanto, continuar en las Consitoriales
    todos los Sres. Concejales para atender a la conservación
    del orden, por el término de cuatro días. Así mismo, y
    en vista de haberse declarado la provincia en estado de
    sitio, y de la orden para desarmar al Batallón de Voluntarios
    de la República, de esta villa, se acordó que una Comisión
    de Concejales reciba las armas, munición y equipo que
    los voluntarios vayan presentando…”

    Venticuatro
    horas más tarde, el Comandante militar de Gijón convoca
    en el Ayuntamiento al alcalde en funciones, Tomás Zarracina,
    y a las siguientes personas: Nemesio Sanz Crespo, Víctor
    Menéndez Morán, Eustaquio García, José Domínguez Gil,
    Bernardo de la Rionda, José Díaz Pérez, Victoriano García
    de la Cruz, Francisco Díaz, Maximino de la Sala, Rafael
    García Cuesta, Evaristo del Valle, Florencio Valdés, Francisco
    Roces y Casimiro Velasco. Están también presentes algunos
    concejales y la reunión la preside el Comandante militar
    de la plaza, el cual da lectura a un telegrama del
    Gobernador militar de la provincia que comunica haber
    admitido la dimisión de la Corporación y nombrado para
    reemplazarla a las personas mencionadas anteriormente,
    siendo el Comandante militar el encargado de darles posesión
    ,
    procediendo después ellos a la elección de los cargos
    municipales y completando el número de concejales con
    personas de las parroquias rurales.

    A
    pesar de la presión a que son sometidos por parte de las
    autoridades militares, los señores Sanz Crespo, Menéndez
    Morán, Domínguez Gil, Rionda Roces y Velasco se negaron
    a aceptar el cargo aduciendo motivos de salud o el tener
    muchas ocupaciones; mientras que el resto fundamentó su
    negativa en que “ni el nombramiento estaba dentro
    de las prescripciones legales ni creían al Sr. Gobernador
    militar de la provincia con facultades para obligarles
    a aceptar cargos de elección popular, pues parecía natural
    que fueran llamados a formar la Corporación municipal
    los Concejales que cesaron el 11 de Febrero de 1873, elegidos
    todos por sufragio universal.”

    El
    Comandante militar de la plaza, que presidía la reunión,
    suspendió la misma durante una hora para poder consultar
    con su superior. Transcurrida la misma, se reanudó nuevamente
    aquella, manifestando el Comandante militar que el Gobernador
    “no admitía ninguna de las excusas expuestas por
    los nombrados y suplicaba en nombre del Gobierno que todos
    admitiesen el cargo y se posesionaran del Ayuntamiento
    para velar por los intereses locales y atender a la conservación
    del orden público.” En vista de los cual, y expresando
    su protesta, aceptaron todos menos Maximino de la Sala,
    que mantuvo su negativa y abandonó la reunión. A continuación,
    presididos por el de más edad, Bernardo de la Rionda,
    y una vez constituido el Ayuntamiento, se procedió a la
    elección de los cargos municipales. Por unanimidad, fue
    elegido alcalde  José Domínguez Gil, y del mismo modo
    los cinco tenientes de alcalde y el síndico.

    Un
    año después, en la sesión ordinaria del Ayuntamiento de
    Gijón que tiene lugar el día dos de Enero de 1875, bajo
    la presidencia de José Suárez Hevia, 2º teniente de Alcalde,
    se da lectura al siguiente telegrama del Gobernador de
    la provincia, recibido dos días antes:

    “Gobernador,
    Alcaldes. Proclamado por los Ejércitos del Norte y Centro
    D. Alfonso XII Rey de España, y secundado por las guarniciones
    de las demás provincias, ha dimitido el Ministerio presidido
    por el Sr. Sagasta, nombrándose otro regencial bajo la
    presidencia del Sr. Cánovas del Castillo. En Madrid inmenso
    júbilo, y en esta capital se ha recibido tan notable acontecimiento,
    llevado a cabo con tanta unanimidad y sin colisión alguna,
    con muchísima satisfacción. Hágalo V. también público
    en ésa.”

    En
    Gijón, nada más recibirse dicho telegrama y antes de reunirse
    la corporación, el alcalde en funciones había dado órden
    de que se comunicase al vecindario lanzando cohetes y
    colocando colgaduras en el balcón del Ayuntamiento.

    Muerte
    de Tomás Zarracina

    Tomás
    Zarracina fallecía en Madrid el trece de Diciembre de
    1898. De ese largo período de casi venticinco años que
    va desde su dimisión de los cargos municipales hasta su
    muerte, nada o muy poco he podido averiguar. Por el libro
    de Carmen Maurenza: “Historia de la imprenta en Asturias”,
    sabemos que un año antes de su desaparición, Tomás
    Zarracina todavía tenía “humor” para fundar
    junto con Vicente Innerarity y Felipe Valdés un diario
    republicano que en poco tiempo, y durante muchos años,
    sería el diario más importante de la región: “El
    Noroeste”.

    Comenzó
    tirarse este periódico el día once de Febrero de 1897
    en una máquina rotoplana de la moderna imprenta que los
    mencionados socios instalaron en el número uno de la calle
    Covadonga de Gijón. Será en las páginas de “El Noroeste”,
    y a propósito de la muerte del que fuera uno de sus fundadores,
    donde de más cosas de su vida nos podremos enterar.

    Muere
    Tomás Zarracina en Madrid, y todo parece indicar que se
    había trasladado a la capital en compañía de su mujer…
    ¿para tratar de encontrar algún remedio médico, quirúrgico
    tal vez, a alguna grave enfermedad que ya padeciese? No
    hay certeza, pero hay indicios. Un día antes del desenlace
    definitivo, llegaban a la capital en el tren correo de
    Gijón su hija Carmina con su marido, Alfredo Santos; les
    acompañaba el médico de la familia, Wenceslao Vigil. Y
    el día catorce de Diciembre, “El Noroeste” da
    la triste noticia a los asturianos
    y, sobre todo,
    a los gijoneses, incrustando en su portada una sentida
    necrológica de la que entresaco los siguientes párrafos:

    “A
    él debe Gijón varias de sus ricas industrias y muchas
    de las mejoras que ostenta. Ni cansancio en el trabajo
    ni temores en las empresas ni desmayos en su fe inquebrantablemente
    republicana sintió jamás el Sr. Zarracina. Por su constancia,
    por su laboriosidad, por su desprendimiento, por todas
    las nobles cualidades que en él resplandecían, puede decirse
    que había encarnado en sí el tipo de esa generación que
    va extinguiéndose después de dar a España y a la Libertad
    días de gloria.

    No
    tenía rencores más que para la opresión y la injusticia.
    Cuando a sus oídos llegaban los ecos de las lamentaciones
    que las iniquidades del caciquismo arrancaba a las víctimas,
    sublevábase todo su ser y parecía como que su noble semblante
    se iluminaba repentinamente.

    (…)
    Callemos nosotros y hablen los innumerables necesitados
    que a él acudieron y que jamás de su lado salieron sin
    obtener algún alivio a sus necesidades; hablen los numerosos
    dependientes que durante muchos años estuvieron con él
    en contacto y que nunca vieron en D. Tomás al patrono
    avariento, sino al cariñoso amigo y generoso protector;
    hablen todos los vecinos de Gijón, que vieron siempre
    en nuestro llorado amigo lo que efectivamente era: un
    gijonés entusiasta, un convecino honrado, un republicano
    consecuente, un generoso filántropo. ¡Qué triste es ver
    como mueren los buenos!

    Por
    eso le lloran todos sin excepción; que las distancias
    del político borrábalas la simpatía del íntegro ciudadano.”

    El
    jueves quince, “El Noroeste” dedicaba toda su
    primera página a la esquela de Tomás Zarracina Rodríguez.
    De la esquela obtenemos estos nuevos datos: que al fallecer
    tenía sesenta y seis años, que solamente le quedaba una
    hija, Carmen, y que no tenía nietos, por lo que podemos
    suponer que sus otros hijos varones habrían muerto antes
    de llegar a la edad adulta o matrimoniar, porque tampoco
    se menciona ninguna “hija política”. En la esquela
    se convoca a sus “conocidos y amigos” para que
    concurran al día siguiente, a las dos y media de la tarde,
    a la estación del Ferrocarril del Norte, desde donde el
    cadáver será conducido al cementerio general. Aunque el
    funeral queda para el día después al del entierro, la
    esquela lleva cruz; por lo tanto, nada se se puede afirmar
    sobre sus creencias religiosas o ausencia de las mismas,
    pero tal vez no sea aventurado suponer que Tomás Zarracina,
    siendo creyente, no era hombre de iglesia.

    En
    una segunda nota necrológica que “El Noroeste”
    publica en las páginas interiores de ese mismo jueves
    quince, se encuentra una nueva información sobre un aspecto
    de la vida de Tomás Zarracina que hasta ahora desconocíamos:
    “Los buques nacionales surtos en el puerto, rindieron
    también su tributo de cariño al antiguo piloto de la Marina
    mercante izando bandera a media asta.” Y más adelante,
    la misma nota continúa: “La Junta local de Fusión
    Republicana y el Comité Federal acudirán en representación
    de sus partidos respectivos a la Estación del Norte para
    acompañar el cadáver, más no por esto dejan de invitar,
    sino que lo hacen por nuestro conducto, a los republicanos
    todos de Gijón…”

    Es
    decir, que, en primer lugar, Tomás Zarracina, como
    la mayoría de los jóvenes de las familias pudientes gijonesas
    de la época, había estudiado Náutica en el Instituto de
    Náutica y Mineralogía que fundara Jovellanos
    ; estudiar
    entonces Náutica en Gijón debía de ser algo así como ahora
    hacer Derecho o Empresariales, solamente que restringido
    a los chicos de veinte familias. En segundo lugar, queda
    claro que Tomás Zarracina era miembro de las mencionadas
    organizaciones políticas.

    Llega
    el día del entierro y, según se puede leer en la crónica
    de “El Noroeste”, en los andenes de la Estación
    del Norte ya no se podía dar un paso debido a la multitud
    que allí se había reunido desde una hora y media antes
    de iniciarse la conducción del cadáver al cementerio.

    La
    tarde del día anterior, en Madrid, donde Tomás Zarracina
    apenas si era conocido, en el traslado del cadáver desde
    el Hotel Inglés hasta la Estación del Norte, se había
    formado un cortejo de más de ciento cincuenta coches.
    Al carruaje fúnebre le seguieron a pie numerosas representaciones
    de la colonia asturiana y del partido republicano. Presidieron
    el duelo Alfredo Santos, yerno del fallecido; Calixto
    Rodríguez, sobrino; Rafael María de Labra y el acaudalado
    propietario Indalecio Fernández; se señala la asistencia
    de Salmerón, Azcárate, Sardá, Baselga, Morayta, Amós Salvador,
    conde de Revillagigedo, Villamil y Pérez de Ayala, entre
    otros. En Mieres, esperaban al tren gran cantidad de correligionarios
    y amigos. En Oviedo, aún se incrementó el número de personas
    que aguardaban en la estación el paso del tren, al que
    subió una representación del partido republicano para
    acompañar los restos de Tomás Zarracina hasta el cementerio.
    Formaban parte de ella Indalecio Corugedo, José González
    Alegre, Arturo Buylla, Marcelino Pedregal, Indalecio y
    Antonio Corugedo (hijos), Arcadio Ríos, Aurelio Alonso,
    Perfecto Rodríguez y Bonifacio Gutiérrez; no pudiendo
    desplazarse hasta Gijón Adolfo Buylla, Aniceto Sela, Adolfo
    Posada y Melquíades Alvarez. En Oviedo se depositaron
    en el furgón tres coronas de flores, que fueron a sumarse
    a las diez de Madrid y Mieres.

    A
    la una y media de la tarde llegaba el tren con su fúnebre
    carga a la Estación del Norte de Gijón. El cadáver de
    Tomás Zarracina se depositó en una de las salas, transformada
    en improvisada capilla ardiente. Llegan  más flores y
    coronas, hasta sumar un total de veintitrés. Para lo que
    aquí nos interesa, y aparte de las de la familia, conviene
    recoger las inscriciones de las cintas de algunas de esas
    coronas por la información que de ello trasciende: “Eladio
    Carreño y familia, a su íntimo y cariñoso amigo Tomás
    Zarracina”; “Viuda e hijos de Pérez Conde, a
    su inolvidable amigo”; “A D. Tomás Zarracina
    los republicanos de Oviedo”; “El partido de
    Fusión republicana (de Gijón) a su querido miembro D.
    Tomás Zarracina”; “la Juventud Radical (de Gijón)
    a don Tomás Zarracina”; “A su inolvidable D.
    Tomás, sus dependientes”; “Los panaderos, a
    su principal D. Tomás Zarracina”; “A D. Tomás
    Zarracina, los operarios de su fábrica de chocolates”;
    “Los operarios de sidra, a su principal D. Tomás
    Zarracina”; “Los operarios de la fábrica de
    harinas, a su principal”; “Los operarios de
    la fábrica de sierra, a su principal D. Tomás Zarracina”;
    “Nicasio García a su querido D. Tomás”; “El
    Noroeste, a su fundador D. Tomás Zarracina”.

    La
    comitiva hizo su recorrido hacia el cementerio de Ceares
    por las calles de Marqués de San Esteban, Pedro Duro,
    Numa Guilhou, Carmen, Libertad, Langreo y Teatro, donde
    se rezó un responso delante de la casa del finado, continuando
    por Begoña, Paseo de Alfonso XII y carretera de Ceares.
    Una vez en el cementerio, una multitud de personas desfiló
    ante el cadáver de Tomás Zarracina en postrer despedida.

    El
    sábado, se celebró el funeral en la iglesia de San Pedro
    por ser la de mayor capacidad. Se reunieron más de tres
    mil personas que una vez finalizada la ceremonia religiosa,
    que duró dos horas, se dirigieron por las calles de Gijón,
    formando dos filas interminables hasta la casa en la que
    vivía Tomás Zarracina en la calle del Teatro.

    Pero
    lo más significativo fue el incidente que se produjo en
    la celebración del funeral. Lo cuenta así la crónica de
    “El Noroeste”:

    “El
    hecho es tan insólito que, a no haberlo visto, jamás lo
    hubiéramos creído, conocida como nos es la ilustración
    del párroco de S. Pedro. Sin duda, un exceso de puritanismo
    les cegó a él y al sacristán mayor de esa parroquia; porque
    queriendo o sin quererlo, ayer se arrojó del templo a
    El Noroeste, a los republicanos de Oviedo y Gijón y a
    la Juventud radical.

    A
    tanto equivale, el haber prohibido que se colocasen en
    el catafalco las coronas que nuestra empresa y las agrupaciones
    dichas dedicaron a D. Tomás Zarracina. Republicano fue
    éste toda su vida y no se desdeñó de ser uno de los fundadores
    de El Noroeste. Si tan mala cosa es ser republicano
    y tener relación con este diario, ¿cómo tantos sacerdotes
    acudieron presurosos a entonar salmos por el alma del
    finado?

    En
    el clero de Gijón no se ha visto hasta ayer intolerancia
    tan soberanamente ridícula.
    Ningún precedente la abonaba,
    porque no ha mucho que hemos visto en esa misma iglesia
    coronas del círculo conservador y de otras agrupaciones
    políticas.

    Ello
    es que aún habiendo entre los republicanos hombres de
    sentimientos acaso más, mucho más sinceramente cristianos
    que muchos que fundan toda su religión en hipócritas exterioridades,
    ayer fueron indirectamente arrojados de la iglesia de
    San Pedro. La lección fue dura; y a la dignidad herida
    toca aprovecharla.”

    Como
    consecuencia de ese incidente, las agrupaciones gijonesas
    de Fusión Republicana y de la Juventud Radical repartieron
    entre el pueblo sendos manifiestos denunciando los hechos
    ocurridos en el funeral de Tomás Zarracina. Estos manifiestos
    fueron publicados en días sucesivos, previa mutilación
    por la censura oficial, en el diario “El Noroeste”.

    Una
    calle y una lápida en recuerdo

    de
    Tomás Zarracina

    El
    día diecisiete de Diciembre, cuatro días después de su
    muerte, el concejal Manuel Menéndez Menéndez propuso a
    la Corporación que presidía Francisco Prendes Pando, reunida
    en sesión ordinaria, que se diese a una calle de la ciudad
    el nombre de Tomás Zarracina. La propuesta, aprobada por
    unanimidad, quedó recogida en libro de actas de esta manera:

    “Hizo
    uso después de la palabra el Sr. Menéndez Menéndez manifestando
    que Gijón y su Ayuntamiento supieron demostrar el aprecio
    y estimación de aquellos de sus hijos que por medio del
    trabajo han contribuido al desarrollo y riqueza de la
    población, dando su nombre a una calle como recuerdo permanente
    de dicha estimación y aprecio; que, desgraciadamente,
    ha fallecido en estos días uno de esos hombres que con
    sus iniciativas y trabajo ha logrado elevar la importancia
    industrial de Gijón a un grado muy alto, por lo cual merecía
    el agradecimiento de todo el pueblo; y concluyó proponiendo
    se diese el nombre de D. Tomás Zarracina a la calle en
    donde vivió este distinguido hijo de Gijón, que es a quien
    se refería anteriormente. El Ilustre Ayuntamiento acordó
    por unanimidad y aclamación aprobar lo propuesto por el
    Sr. Menéndez y Menéndez y que conste en el acta del día
    el sentimiento con que la Corporación se enteró de tan
    triste noticia.”

    Desde
    entonces, la calle del Teatro, donde vivió y tuvo algunas
    de sus industrias Tomás Zarracina, pasó a llevar su nombre.
    Y no deja de sorprender que durante la dictadura franquista
    lo siguiera conservando, máxime teniendo en esa calle
    su sede la Falange gijonesa.

    Para
    otro once de Febrero, pero de 1900, los republicanos gijoneses
    de Fusión Republicana convocaron a todo el pueblo de Gijón
    a la inauguración de una lápida “dedicada al que
    fue entusiasta defensor de los ideales republicanos, don
    Tomás Zarracina.”
    Como era costumbre en aquella
    época, en la que no existían ni subvenciones ni subvencionariado,
    los gastos de construcción de la lápida y de su colocación
    fueron costeados mediante suscripción popular abierta
    en la Imprenta de El Noroeste y en otros periódicos. El
    dinero sobrante de dicha suscripción se repartió, posteriormente,
    a partes iguales entre la Institución Filantrópica y el
    Hospital de Caridad.

    Estaba
    previsto que los actos se iniciasen con una concentración
    a las diez y media de la mañana en la Estación del Norte,
    pues el día once era domingo. Desde allí, y una vez que
    llegasen las comitivas republicanas de Oviedo y otros
    pueblos de la provincia, se partiría hacia la casa de
    la familia de Tomás Zarracina para proceder a la inauguración
    de la mencionada lápida. Así mismo, en el patio del Instituto
    “Jovellanos” se repartirían 300 libras de pan
    a los pobres.

    Para
    conmemorar el 27º aniversario de la proclamación de la
    República, ese mismo día se celebraría un banquete en
    el restaurante “Petit Boullon”, presidido por
    Melquiades Alvarez, mientras que, por su parte, “El
    Noroeste” tiraba un número extraordinario en el que
    aparecían artículos de Pi y Margall, Gumersindo de Azcárate,
    Rafael María de Labra, Estévanez, Adolfo Buylla, Rafael
    Altamira, A. Sela, Adolfo Posada y otros.

    No
    pudieron tener los republicanos su fiesta en paz. El Gobernador,
    cumpliendo órdenes del Ministerio de la Gobernación, ordenó
    que se concentrasen en Gijón numerosos efectivos de la
    Guardia Civil, a pie y a caballo, al mando de un teniente
    coronel que traía orden de impedir toda celebración pública
    que el pueblo quiera tributar a la memoria de Tomás Zarracina.
    El
    día anterior a los actos, por la noche, el jefe de la
    Guardia Civil solicitó al alcalde que enviase operarios
    para arrancar la lápida de la fachada. Accedió a ello
    el Alcalde y los operarios se presentaronn en la casa
    de los Zarracina con escaleras y herramientas. Solamente
    la intervención decidida del portero de la finca, Robustiano
    Rodríguez pudo impedir el atropello. Robustiano adviertió
    serena, pero firmemente, que al primero que tocase la
    lápida le costaba la vida.
    Tan resuelto le vieron,
    que los empleados del municipio optaron por retirarse
    sin intentar llevar a cabo las órdenes que traían.

    Llega
    el domingo, y la Estación del Norte, lugar de reunión
    con las distintas comisiones que vienen por tren, y la
    calle de Los Moros están tomadas por la Guardia Civil,
    que impide que se formen grupos. Ante tan lamentable situación,
    los dirigentes republicanos, reunidos en la casa de los
    Zarracina, acuerdan enviar un telegrama a Pi y Margall,
    Azcárate y demás diputados de la minoría republicana en
    Las Cortes denunciando lo ocurrido y pidiendo se interpele
    al Gobierno sobre ello. Y al público que, impaciente,
    deambula por las calles próximas al mencionado domicilio
    se le convoca para un mitin de protesta que se celebrará
    a las tres de la tarde en el Casino Federal. Tras este
    mitin, que se cerraría con una intervención de Melquiades
    Alvarez, se celebró una velada en el citado Casino Federal,
    iniciándose la misma con la interpretación por la orquesta
    de “La Marsellesa”. Concluiría la jornada con
    la lectura de este escrito de un histórico del republicanismo
    español, Nicolás Estévanez:

    “A
    los federales de Gijón y a todos los de Asturias

    Pena
    me causa la imposibilidad de celebrar con ustedes la fiesta
    anual del partido. A medida que se aleja la fecha memorable,
    se entibia el entusiasmo con que antes festejábamos la
    conmemo-ración; y por lo mismo son acreedores a sentidos
    plácemes los republicanos que todavía la celebran.

    En
    la villa de Gijón no se ha extinguido la fe republicana;
    en ella se mantiene vivo el sacro fuego, y es uno de los
    más potentes focos de la Federación y de la Libertad.
    Comparte Gijón con Alicante y Va-lencia, Talavera y Tarragona,
    Figueras y otras ciudades, la gloria de ser esperanza
    de la Democracia, de la República, de la Federación.

    No
    vaciléis un instante, federalistas de Asturias; mantened
    el fuego sagrado un día y otro día, un año y otro, que
    en el federalismo está la mayor garantía de la República
    y sin él será infecundo todo intento de regeneración.

    ¡La
    regeneración…. ¿Por qué se habla tanto de ella sin que
    aparezca por ninguna parte? Se habla de ella porque la
    Patria lo exige, lo reclama, lo necesita como fundamento
    esencial de su existencia. Y no aparece por ninguna parte
    porque se la busca donde no puede encontrarse, en decrépitas
    instituciones, en estúpidas rutinas, en entes depravados.
    ¿Cómo han de regenerar a la infeliz España seres degenerados,
    leyes corruptoras y clases corrompidas?

    Luchad,
    luchemos todos sin tregua por la Federación y la República.”

  • Asturias Republicana – SEGUNDA REPUBLICA

    La
    caída de Asturias en poder de las tropas franquistas
    en Octubre de 1937 supuso un incremento muy notable
    en el ya elevado número de mujeres prisioneras que
    había en la España nacionalista.
    Saturadas
    desde los primeros días de la sublevación militar
    las secciones para mujeres de las prisiones centrales
    y de partido, se habilitaron como cárceles para mujeres
    antiguos conventos, chalets y hasta pisos. No fue
    suficiente. Ese es el motivo de que por Orden del
    día 29 de Diciembre de 1937  se estableciese una nueva
    prisión de mujeres en Saturrarán.

    Saturrarán está situada entre Motrico, concejo al que
    pertenece, y Ondárroa, equidistante de ambas poco
    más de un kilómetro, en el mismo linde entre las provincias
    de Guipúzcoa y Vizcaya.
    En esta playa o sucesión de playas, desemboca un arroyo
    en cuyos márgenes se levantaron en el siglo XIX una
    serie de edificios destinados a balneario y a residencia
    de verano para los seminaristas del Seminario de Vitoria.
    Durante la guerra fue utilizada algún tiempo como
    cuartel general del PNV.

    La documentación sobre las cárceles y campos de concentración
    del franquismo referida a los años de guerra y posguerra
    es muy escasa.
    Gran parte ha sido destruida
    durante los años que siguieron a la muerte del dictador
    o ha desaparecido. Muchos documentos están sin clasificar,
    embalados en cajas en los archivos de las prisiones
    centrales que han ido recibiendo la documentación
    de las cárceles que se iban cerrando. Hay una gran
    resistencia por parte de las autoridades militares
    y civiles a facilitar el acceso a la documentación
    referida a la represión durante el franquismo. Para
    conocer lo relativo a la vida en este penal de mujeres
    de Saturrarán he recurrido a las memorias anuales
    de los años de guerra y posguerra elaboradas por Dirección
    General de Instituciones Penitenciarias, a los libros:
    “Abajo las dictaduras”, de Josefa García Segret, y
    al de Leonor Ruipérez Cristóbal, “Relato de mi vida”,
    ambas maestras y prisioneras; al reportaje de J. S.
    Erauskin sobre la cárcel de Saturrarán, publicado
    en el diario “Egin”; al programa de la televisión
    de Cataluña titulado: Els nens perduts del franquisme”,
    y a los libros de defunciones del Registro Civil de
    Montrico. Las fotografías, junto con alguna otra información,
    pertenecen al archivo del Sr. Zubikaray. 

    Las primeras presas comenzaron a llegar en Enero de
    1938 y se encontraron con los edificios desnudos,
    desprovistos de cualquier clase de mobiliario, teniendo
    que comer y dormir en el suelo.
    En un primer
    momento, la mayoría de las reclusas  procedían de
    la mitad norte de España, pero al finalizar la guerra
    en 1939, se aplicó la orden de que las presas fueran
    internadas en los lugares más alejados de su lugar
    de nacimiento o residencia. Muchas de ellas fueron
    trasladadas a la cárcel de Mallorca, mientras que
    su lugar lo ocupaban prisioneras procedentes de Almería,
    Levante y La Mancha. La capacidad establecida oficialmente
    era para 700 presas, pero la población penal real
    osciló entre las mil quinientas y las dos mil presas.
    Muchas de ellas estaban embarazadas o traían consigo
    a sus hijos de meses o pocos años de edad.

    Bajo la dirección de un funcionario de prisiones, del
    régimen interior de la cárcel se encargaban monjas
    mercedarias y de la vigilancia exterior soldados y
    guardias civiles. Rodeada de escarpadas laderas, lindante
    con el mar y con un acceso angosto, las posibilidades
    de evasión eran prácticamente nulas. Aunque se afirma
    que una mujer logró huir por el cauce del arroyo arriba.

    Las monjas eran crueles con las prisioneras. Al frente
    de ellas estaba Sor María Aranzazu, conocida entre
    las presas como “La Pantera Blanca”.

    Muchas monjas eran invertidas sexuales y se aprovechaban
    de las presas o lo intentaban. La alimentación era
    pésima y muy escasa. Las monjas robaban del presupuesto
    de la comida, “straperlaban” con los alimentos y robaban
    de los paquetes que los familiares enviaban a las
    presas con ropa y comida. Parte del producto de esos
    latrocinios era luego puesto a la venta en el economato
    de la cárcel, donde solamente podía ser adquirido
    por las presas más pudientes. La correspondencia era
    sistemáticamente censurada y en muchos casos secuestrada,
    manteniendo incomunicadas a las presas con sus familiares.

    Con misa diaria y conferencias a cargo de jesuitas,
    las cosas más nimias e inocentes daban lugar a castigos.
    Las presas castigadas eran conducidas a las celdas
    de castigo y sometidas a una dieta de pan y agua.
    Estas celdas de castigo estaban situadas en sótanos
    bajo el nivel de las aguas del arroyo, lo que provocaba
    que se inundasen, permaneciendo las presas durante
    horas o días con el agua por encima de la rodilla.
    En los últimos años de existencia de la cárcel estas
    celdas fueron clausuradas.

    En aplicación de la disposición franquista de redención
    de penas por el trabajo, se sabe que funcionaron en
    Saturrarán varios talleres.
    En uno de ellos
    se daba ocupación a cincuenta reclusas que fabricaban
    bolsas de papel, agendas y  objetos de escritorio
    por encargo de la casa Berásetegui, de San Sebastián.
    Otras sesenta penadas realizaban trabajos para los
    talleres Egaña, de Motrico. Las clases de alfabetización
    corrían a cargo de veinte presas que tenían el título
    de maestras, figurando 350 alumnas en el primer año
    y alcanzando el número de 700 en años sucesivos.

    Diferentes vistas en distintas épocas del
    conjunto de edificios situados en la playa de Saturrarán
    que fueron utilizados como prisión de mujeres


     

    Defunciones
    en la prisión central de Saturrarán

    Esta
    lista de defunciones de mujeres y niños de la prisión
    de Saturrarán fue elaborada después de consultar los
    libros correspondientes del Registro Civil del Juzgado
    de Paz de Motrico, Partido Judicial de Vergara. Esos
    libros fueron revisados desde el año 1937 hasta el
    14 de Septiembre de 1946. Todos los enterramientos
    tuvieron lugar en el cementerio de Motrico.

    El
    total de fallecimientos es el siguiente:

    Mujeres……..116

    Niños………… 
    56

    Total………….172

    De
    entre las mujeres fallecidas, al menos 35 eran naturales
    de Asturias al igual que siete de los niños muertos.

    Todas
    estas cifras no pueden ser consideradas definitivas
    pero sí bastante aproximadas. Es posible que algunas
    presas y niños fueran conducidas a hospitales o prisiones-hospital,
    por ejemplo, a Amorebieta, y allí fallecieran y fueran
    enterradas. Los libros de defunciones del Registro
    Civil de Ondárroa no fueron consultados y pudiera
    ser que algunos enterramientos se hubieran efectuado
    en el cementerio de esa localidad. Es poco probable
    que se efectuasen enterramientos clandestinos, salvo
    que se tratase de ocultar la mortandad debida a alguna
    epidemia.

    Desconozco
    a partir de qué edad se separaba a los niños de sus
    madres presas, pero sé que se formó alguna expedición
    de niños que partió de Saturrarán. Supongo que el
    destino de esos niños serían los hospicios. Más tarde,
    unos serían entregados a su familia natural, otros
    a familias de adopción y otros se criarían en los
    citados centros. Fueron numerosos los casos de niños
    de la prisión de Saturrarán que fueron recogidos y
    criados por familias de Ondárroa.

    Se
    advierte que debido a la no siempre comprensible caligrafía
    de las inscripciones puede haber errores al transcribir
    los apellidos y lugares de nacimiento. No figuran
    en los asientos de defunción la vecindad anterior
    al ingreso en prisión.

    Defunciones.

    Libro
    nº 17

    Folio
    nº 6 Marcelina Felgueroso Rodríguez, natural de Langreo,
    46 años, casada. El 14-4-38 por pleuresía.

    F
    8 María Martín Gimeno, natural de Azuara, Zaragoza,
    71 años, viuda. El 16-4-38 por enterocolitis aguda.

    F
    16 Dionisia Chérvoles Ortega, natural de Ventosa,
    Soria, 56 años, casada. El 6-5-38 por insuficiencia
    mitral.

    F
    17 Antonia Cuartero Fitesa, natural de Pila, Zaragoza,
    viuda.  El 7-5-38 por senectud.

    F
    23 Felicidad González Peláez, natural de Campiello,
    Asturias, 63 años. El 24-6-38 de gastroenteritis.

    F
    24 Felicidad Yánez Fernández, natural de Sama, Asturias,
    27 años. El 21-6-38 de bronquitis.

    F
    31 Lucrecia Martínez Salas, natural de Campillos,
    Asturias, 22 años. El 23-7-38 por fiebres tifoideas.

    F
    32 Mª Mercedes Amuedo Bouzón, 5 meses, hija de Florinda
    Bouzón Bouzón. El 23-7-38 por bronconeumonía.

    F
    34 Mª Concepción Arrago Alvarez, natural de Grado,
    20 años. El 26-7-38 por fiebres tifoideas.

    F
    35 Etelvina Martínez Salas, natural de Campillos,
    Asturias, 23 años. El 26-7-38 por fiebres tifoideas.

    F
    37 María Fernández Gutiérrez, natural de Pola de Lena,
    Asturias, 40 años, casada. El 28-7-38 por fiebres
    tifoideas.

    F
    42 Bienvenida Aguirrezabala Esnaola, natural de Tolosa,
    22 años, soltera. El 28-8-38 por fiebres tifoideas.

    F
    43 Carmen Ríos Tarral, natural de Panes, Asturias,
    22 años, soltera. El 28-8-38 por fiebres tifoideas.

    F
    45 Rosario Alonso San Miguel, natural de Puente Villareuble,
    León, 41 años, soltera. El 13-9-38 de cáncer de estómago.

    F
    48 Josefa Alvarez Coalla, natural de Pravia, Asturias,
    54 años, casada. El 22-9-38 de tuberculosis.

    F
    51 Clara Valdés González, natural y vecina de Oviedo,
    Asturias, de 77 años, viuda. El 14-10-38 por senectud.

    F
    52 Antonia González Cuervo, natural de La Peral, Asturias,
    53 años, casada. El 15-10-38 por miocarditis.

    F
    54 Primitiva Marañón González, natural de Lerma, Burgos,
    40 años, casada. El 4-11-38 por cáncer de matriz.

    F
    57 Josefa Peruyero Ortiz, natural de Villamayor?,
    Asturias, 21 años, soltera. El 15-11-38 por tuberculosis.

    F
    58 Mercedes López Gabela, natural de Peranzanes, León,
    18 años, viuda. El 18-11-38 por peritonitis.

    F
    59 Isabel Díaz Fernández, (nacida en Saturrarán) 3
    meses, hija de Carmen Fernández y Rodrigo Díaz. El
    25-11-38 por bronquitis capilar.

    F
    60 Jesusa Ríos Terán, natural de Santa Cruz de Igaña,
    Cantabria, 54 años, viuda. El 27-11-38 por septicemia.

    F
    61 Celsa García Arbesú, natural de Santa Marina de
    Siero, Asturias, 18 años, soltera. El 28-11-38 por
    hemorragia intestinal.

    F
    62 Marina Iglesias Fernández, natural de Castrillón,
    Asturias, 19 años, soltera. El 29-11-38 por septicemia.

    F
    63 Mª Pilar Baltasara García González, (nacida en
    Saturrarán, 5 meses, hija de Pilar González y Pedro
    García. El 2-12-38 a consecuencia de bronquitis capilar.

    F
    68 Agapita González Fernández, natural de Carbayín
    Alto, Asturias, 18 años, soltera. El 21-12-38 por
    tuberculosis pulmonar.

    Año
    1939 (mismo libro)

    F
    5 Mª Soledad Manzano García, natural de Oviedo, Asturias,
    10 meses, hija de María García y Laudelino Manzano.
    El 17-2-39 por bronquitis.

    F
    7 Emelina Muñiz González, natural de Lillo, León,
    24 años, soltera. El 28-2-39 por septicemia.

    F
    8 Angel Palacios Vélez, natural de Santander, de 10
    meses, hijo de Angeles Palacio Vélez. El 7-3-39 por
    bronconeumonía.

    F
    13 Socorro González Alonso, Soto de Lorío, Asturias,
    21 años, soltera. El 25-3-39 por tuberculosis intestinal.

    F
    16 Amelia Noriega Martínez, natural de Vidiago, Asturias,
    37 años, viuda. El 8-4-39 por uremia.

    F
    30 Carmiña Pico Rodríguez, natural de Pino, Lugo,
    2 años, hija de María Pico Rodríguez. El 23-6-39 por
    bronquitis.

    F
    31 Concepción Lario Sancho, natural de Torrecilla
    de Alcañiz, Teruel, 58 años, viuda. El 6-7-39 por
    insuficiencia cardíaca.

    F
    34 Visitación Portilla Abascal, natural de Güemes,
    Cantabria, 29 años, soltera. El 17-7-39 por pleuritis.

    F
    35 Alfonso Sánchez Alvarez, natural de Bejar, Salamanca,
    de 2 años y 6 meses, hijo de Alfonso y Segunda. El
    9-8-39 por gastritis.

    F
    38 Eulogia Rozas Rodríguez, natural de Gijón, Asturias,
    25 años, casada con Mariano Cimadevilla (1 hija: Mª
    Begoña). El 24-8-39 por tuberculosis.

    F
    41 Emilia Fernández Alvarez, natural de León, 1 año,
    hija de Margarita Fernández. El 7-9-39 por gastroenteritis.

    F
    45 Asunción García Amaldo, natural de Oviedo?, Asturias,
    13 meses, hija de Rosario Amaldo. El 24-9-39 por raquitismo.

    F
    50 Adela García Alonso, natural de La Peral, Avilés,
    Asturias, 38 años, casada. El 29-10-39 por… embolia?

    F
    51 Alejandrina Zaragoza Zaragoza, natural de Cangas
    de Onís, 25 años, soltera. El 29-10-39 por tuberculosis.

    F
    59 María García Díaz, natural de Ciaño, Langreo, Asturias,
    41 años, casada. El 7-12-39 por escleriosis cardiaca.

    F
    63 Belardina Murillo Arias, natural de Oviedo, Asturias,
    35 años, casada. El 30-12-39 por perforación intestinal.

    Año
    1940

    F
    1 Rufina Calvo Incógnito, natural de Lomba de Cabera?,
    León, de 54 años, viuda. El 10-1-40 por (ilegible)

    F
    2 Mª Elena Casanueva González, natural de Colunga,
    24 años, casada. El 12-1-40 por tuberculosis.

    F
    17 María García Urquía, natural de San Sebastián,
    Guipúzcoa, de 56 años, viuda. El 25-3-40 por nefritis.

    F
    19 Martina Iglesias Molinero, natural de Ciudad Rodrigo,
    Salamanca, de 32 años, casada. El 25-3-40 por congestión
    cerebral.

    F
    20 Elena Díaz Sánchez, natural (ilegible) Málaga,
    de 10 meses, hija de Alegría y José. El 26-3-40 por
    raquitismo.

    F
    33 Eloína Solís Cañón, natural de Casares, León, 60
    años, viuda. El 5-5-40 por nefritis.

    F
    34 Balbina Fanjul Quintana, natural de Oviedo, Asturias,
    de 31 años, viuda. El 2-5-40 por colitis.

    F
    35 Encarnación Fernández González, natural de Ciaño,
    Langreo, Asturias, 51 años, viuda. El 5-5-40 por insuficiencia
    cardiaca.

    F
    40 Pabla Cerezuela Mateo, natural de Castelseras?,
    Teruel, 61 años, soltera. El 9-6-40 por insuficiencia
    cardiaca.

    F
    41 Margarita Muñiz Suárez, natural de Serín, Gijón,
    Asturias, 24 años, soltera. El 12-6-40 por pulmonía.

    F
    43 Juan Jesús García, natural de Bilbao, 5 meses,
    hijo de Antonia García y Juan Arteaga. El 26-6-40
    por meningitis.

    F
    44 Josefa Alvarez Villa, natural de Oviedo, Asturias,
    2 años, hija de Amadora Villa y Angel Alvarez. El
    28-6-40 por meningitis.

    F
    46 María González Corzo, natural de Oviedo, Asturias,
    de 24 años, casada. El 2-7-40 por trastornos gástricos.

    F
    52 Julia Hernández Ramos, natural de Seseña, Toledo,
    60 años, casada. El 13-7-40 por ataque cerebral.

    F
    53 Dolores Garrido Campos, natural de Madrid, 10 meses,
    hija de Francisca y Salvador. El 16-7-40 por raquitismo.

    F
    54 Mª Angeles Cañamares Sanz, natural de Madrid, 8
    meses, hija de Andrea y Daniel. El 16-7-40 por bronquitis.

    F
    55 Concepción Muñoz López, natural de Jaén, 16 meses,
    hija de Rita Muñoz López. El 16-7-40 por raquitismo.

    F
    56 Benigna Fernández Fernández, natural de (ilegible),
    Asturias, 64 años, casada. El 16-7-40 por colitis
    crónica.

    F
    57 Tomás Luis López Paz, natural de Madrid, de 1 mes,
    hijo de Nicolasa y Mariano. El 16-7-40 por (no se
    detalla)

    F
    58 Miguel Ruiz Incierte, natural de Las Arenas, Vizcaya,
    2 años y 6 meses, hijo de Mª Luisa y Miguel. El 24-7-40
    por (ilegible).

    F
    59 Emilia Lizcano Casado, natural de Abenófar, Ciudad
    Real, 2 años, hija de Amparo y Manuel. El 24-7-40
    por (ilegible).

    F
    60 Isabel López Martín, natural de Bilbao, 8 meses,
    hija de Vicenta y Vicente. El 24-7-40 por (no se detalla).

    F
    61 Simona Conté Mur, natural de Angüez?, Huesca, 57
    años, casada. El 26-7-40 por colitis.

    F
    62 Mª Teresa Martínez, natural de León, 10 meses,
    hija de Modesta Martínez. El 29-7-40 por bronquitis.

    F
    64 Mª Sol Muñiz Alonso, natural de Oviedo, Asturias,
    24 meses, hija de Olga y Ramón. El 29-7-40 por gastritis.

    F
    64? Mª González Atienza, natural de Veneroso, Jaén,
    60 años, casada. El 30-7-40 por insuficiencia cardiaca.

    F
    65 María López Deamo?, natural de Bilbao, 2 meses,
    hija de Rogelia y Vicente. El 31-7-40 por raquitismo.

    F
    66 Eduardo Dago Martínez, natural de Gijón, Asturias,
    1 año y 9 meses, hijo de María y Fernando. El 1-8-40
    por (sin detallar).

    F
    67 Antonio Espinos Prat natural de Barcelona, 5 meses,
    hijo de Rosa y Francisco. El 6-8-40 por (sin detallar)

    LIBRO
    18

    F
    1 Aurora Gallegos Riera, natural de Barcelona, 10
    meses, hija de Horacio y Carmen. El 7-8-40 por (sin
    detallar)

    F
    2 Antonio Fernández Fernández, natural de Almagro,
    8 meses, hijo de Pilar y Antonio. El 7-8-40 por (sin
    detallar)

    F
    3 Ramón Pí Pages, natural de Barcelona, 6 meses, hijo
    de Aurora Pí. El 9-8-40 por difteria.

    F
    4 Valentín Duque Margán, natural de Motrico, 1 año
    y 1 mes, hijo de Tiburcio y Petra. El 10-8-40 por
    (sin detallar).

    F
    5 Pedro Hernández Higueras, natural de Monga, Barcelona,
    2 años, hijo de María y Pedro. El 11-8-40 por (sin
    detallar)

    F
    6 Mª Teresa Chao Fernández, natural de Madrid, 7 meses,
    hija de Teresa y Antonio. El 11-8-40 por (sin detallar).

    F
    7 Bartolomé Sánchez Sánchez, natural de Reus, 1 año
    y 2 meses, hijo de Isabel y Juan. El 10-8-40 por (sin
    detallar).

    F
    8 Dolores Albarrayán? Suárez, natural de Vélez Rubio,
    Almería, 1 año y 6 meses, hija de Encarna y Miguel.
    El 11-8-40 por (sin detallar).

    F
    9 Maruja Fernández Sierra, natural de Oviedo, Asturias,
    1 año y 2 meses, hija de Guadalupe Fdez. Sierra. El
    12-8-40 por (sin detallar).

    F
    10 Pedro Espinosa Muriana, natural de Carchelejo,
    1 año y 5 meses, hijo de Rosa y Juan Antonio. El 13-8-40
    por (sin detallar).

    F
    11 Eladio González Fernández, natural de Saturrarán,
    2 años, hijo de Amelia González Fernández. El 14-8-40
    por (sin detallar).

    F
    13 Ramón Miñán Fernández, natural de Pontevedra?,
    8 meses, hijo de Emilia y Daniel. El 15-8-40 por atropsia.

    F
    14 Mª Paula Jiménez García, natural de Aranjuez, 1
    año y 1 mes, hija de Angeles y Miguel. El 18-8-40
    por (sin detallar).

    F
    15 Agustín Lenda? Barbado, 1 año y diez meses, hijo
    de Etelvina? Y Serafín. El 18-8-40 por (sin detallar).

    F
    17 Julián Zamoro Romero, natural de Amenáfar, Ciudad
    Real, 4 meses, hijo de Carmen y Julián. El 19-8-40
    por (sin detallar).

    F
    18 Francisca Fajardo Moreno, natural de Chinchilla,
    8 meses, hija de Esperanza y Francisco. El 19-8-40
    por (sin detallar).

    F
    19 Vicenta Gómez Fernández, natural de Lillo?, Toledo,
    8 meses, hija de Sebastiana y Jesús. El 22-8-40 por
    (sin detallar).

    F
    20 Josefina García Pastor, natural de Mula, Murcia,
    11 meses, hija de Lucía y Antonio. El 28-8-40 por
    colitis.

    F
    21 Emma Rivas Gorridi, natural de Gijón, Asturias,
    2 años y 2 meses, hija de Adela y Eduardo. El 30-8-40
    por colitis.

    F
    22 Antonio Martínez Illera, natural de Madrid, 1 año
    y 3 meses, hijo de Concepción y José. El 7-9-40 por
    afección cerebral.

    F
    28 Miguel Martín Atienza, natural de Madrid, 1 año, 
    hijo de Poletiria? Martín Atienza. El 28-9-40 por
    bronconeumonía.

    F
    35 Manolo Mínguez, natural de León, 2 años y 6 meses,
    hijo de Patrocinio Mínguez. El 28-10-40 por bronconeumonía.

    F
    41 Gloria Bezanilla Bárcena, natural de Santa Cruz
    de Bezana, Cantabria, 29 años, casada. El 15-12-40
    por (sin detallar)

    F
    49 Emilia Muñiz González, natural de Puebla de Lillo,
    León, 23 años, soltera. El 28-2-39 (¡ojo! Inscripción
    repetida)

    AÑO
    1941


    Julio Romero Santos, natural de Chinchilla?, 6 meses,
    hijo de Eufemia y Luis. El 1-1-41 por colitis.


    54 Julia Cabezas (2º ilegible), natural de (ilegible),
    2 años y 9 meses, hija de Rosa Cabezas. El 11-1-41
    por bronconeumonía.

    F
    55 Justa Pérez (2º ilegible), natural de Vera de (ilegible),
    Cuenca, 63 años, viuda. El 12-1-41 por bronquitis.

    F
    56 Evencia Cachón Román, natural de Valverde, Zamora,
    55 años, viuda. El 14-1-41 por cáncer.

    F
    58 Dolores Fernández Avello, natural de Trevías, Asturias,
    61 años, viuda. El 14-1-41 por bronquitis.

    F
    66 Mercedes Vidal Solís, natural de Madrid, 1 año
    y 4 meses, hija de Mercedes y Lorenzo. El 9-2-41 por
    hidroencefalía.

    F
    68 Marta? Soriano Marchán, natural de Adenojar, 1
    año y 9 meses, hija de Julia y Teófilo. El 20-2-41
    por bronconeumonía.

    F
    69 Generosa González Díaz, natural de Bañugues, Asturias,
    49 años, casada. El 21-2-41 por (sin detallar).

    F
    70 Mª Carmen Rodríguez Galera, natural de Manzanares,
    Ciudad Real, 1 año y 1 mes, hija de Clarita? y Rafael.
    El 22-2-41 por catarro intestinal.

    F
    74 Marcelo Muñoz Carramolino, natural de Alcázar de
    San Juan, 1 año y 2 meses, hijo de Carmen y Marcelo.
    El 1-3-41 por bronquitis.

    F
    78 Rosalía Gómez Carballo?, natural de Laguna de Castuera?,
    61 años, casada.  El 11-3-41 por nefritis.

    F
    83 Valentina Tomás Vicente, natural de San Esteban
    de (ilegible), Soria, 60 años, casada. El 28-4-41
    por infarto cerebral.

    F
    85 Moraima Cuervo Prieto, natural de Gijón, Asturias,
    edad (ilegible), viuda. El 2-5-41 por colitis.

    F
    89 Herminia Rey Acebedo, natural de Lugo, 26 años,
    soltera. El 21-5-41 por tuberculosis pulmonar.

    F
    89 Isabel Peña Ortuño?, natural de Bechuer, Jaca,
    Huesca, 67 años. El 30-5-41 por (ilegible) cardiaca.

    F
    93 Pilar Leal Serrano, natural de Inielca?, Cuenca,
    de 50 años, casada. El 10-6-41 por (ilegible) cardiaca.

    F
    95 Fernando Agarreche Fenareña?, 1 año y 5 meses,
    hijo de Antonia y José. El 18-7-41 por enterocolitis.

    F
    98 Felicidad Blanco Fernández, natural de Almansa?,
    León, 38 años, casada. El 20-7-41 por (sin detallar).

    F
    102 María Baella Palau, natural de Lérida, 50 años,
    viuda. El 31-7-41 por nefritis.

    F
    115 María Barbero Moya, natural de Cardeñate?, Cuenca,
    64 años, casada. El 19-9-41 por crisis? Cardiaca.

    F
    119 Juana Herrera Gómez, natural de Jodar, Jaén, 
    de 42 años, casada. El 24-10-41 por bronquitis.

    F
    120 Apolonia Valero Castelblanco, natural de Salvacañeta?,
    Cuenca, de 56 años, casada. El 28-10-41 por colitis.

    F
    122 Juana Aguilera Illana, natural de Burgos, de 65
    años, viuda. El 10-11-41 por pulmonía.

    F
    124 Luisa Lucas Calle, natural de Aranjuez, Madrid,
    de 62 años, casada. El 13-11-41 por pulmonía.

    F
    127 Ana Márquez Domínguez, natural de Rete?, Málaga,
    46 años, viuda. El 27-11-41 por obstrucción intestinal.

    AÑO
    1942

    F
    2 Elisa Ugena Ruiz, natural de Madrid, 76 años, casada.
    El 12-1-42 por arterioesclerosis.

    F
    8 Adelaida Romero Rayo, natural de Siruela, Badajoz,
    casada. El 30-1-42 por (sin detallar).

    F
    15 Gregoria Lorenzo Serrano, natural de (ilegible),
    Cuenca, de 44 años, casada. El 3-3-42 por (sin detallar).

    F
    16 Antonia Figueres Pavón, natural de Madrid, 6 meses,
    hija de María y Roque. El 4-3-42 por (sin detallar).

    F
    17 Teresa Gallo Moruno, natural de (ilegible) , de
    56 años, viuda. El 6-l3-42 por encefalía.

    F
    21 Francisca Márquez Pérez, natural de Alicante?,
    de 24 años, casada. El 3-4-42 por tuberculosis.

    F
    25 Dorotea Loriz Ortiz, natural de La Naja?, Huelva,
    de 65 años. El 1-5-42 por hiperheloidia?.

    F
    26 Aurora Hernández Lendúez, natural de Jaén, 27 años,
    viuda. El 3-5-42 por tuberculosis.

    F
    27 Ana Josefa Rueda Pacheco, natural de Abertura,
    Cáceres, de 65 años, casada. El 7-5-42 por peritonitis.

    F
    28 Donata Marrón Andrés?, natural de Burgos, de 52
    años, casada. El 12-5-42 por (sin determinar)

    F
    29 Valentina Jiménez García, natural de Cáceres, de
    31 años, casada. El 13-5-42 por (sin determinar).

    F
    30 Pilar González Castro, natural de Lugo, de 34 años,
    casada. El 14-5-42 por insuficiencia del corazón.

    F
    38 Fernanda de la Morena y de la Morena, natural de
    Villamayor de Calatrava, Ciudad Real, de 70 años,
    casada. El 13-6-42 por celema.

    F
    39 Balbina Meruelo Concha, natural de Camargo, Cantabria,
    de 56 años, casada. El 16-6-42 por colitis.

    F
    40 María Sancho Magro, natural de Atienza, Guadalajara,
    de 21 años, casada. El 20-6-42 por tuberculosis pulmonar.

    F
    41 Francisco Andrés Cantón, natural de Bilbao, de
    2 años y 2 meses, hijo de Bárbara y Luis.  El 20-6-42
    por sífilis.

    F
    45 Ricarda Cencenada? Casanova, natural de Urda?,
    Guipúzcoa, de 38 años, casada. El 4-7-42 por obstrucción
    intestinal.

    F
    46 María Romero Juenero?, natural de Arnaga?, de 59
    años, casada. El 12-7-42 por insuficiencia cardiaca.

    F
    48 Milagrosa Gafo López, natural de Fíos?, Asturias,
    de 28 años, soltera. El 31-7-42 por tuberculosis.

    F
    55 Dorotea Mansilla Espinosa, natural de Casas de
    Don Pedro, Badajoz, de 50 años, viuda. El 5-9-42 por
    insuficiencia cardiaca.

    F
    56 María Fabián Plaza, natural de Badajoz, de 53 años,
    viuda. El 8-9-42 por insuficiencia cardiaca.

    F
    58 Ana Flores Flores, natural de Chocavo?, Almería,
    de 54 años, viuda. El 17-9-42 por insuficiencia cardiaca.

    F
    60 Catalina de Ontoca? Mansilla, natural de Montefrío,
    Granada, de 85 años, casada. El 6-10-42 por insuficiencia
    cardiaca.

    F
    61 Francisca Garrido Sobrino, natural de Galabosa?,
    Ciudad Real, de 61 años, viuda. El 11-10-42 por insuficiencia
    cardiaca.

    F
    64 Elisa Pavedo Rufo, natural de Madrid, de 34 años,
    casada. El 29-10-42 por obstrucción intestinal.

    F
    66 Sofía Rodríguez Esteban, natural de?, de 59 años,
    casada. El 8-11-42 por edema.

    F
    67 María Moya Morales, natural de Granada, de 58 años,
    casada. El 12-11-42 por (sin especificar).

    F
    68 Aurelia Pastur Sanz, natural de Badajoz, de 59
    años, viuda. El 6-12-42.

    F
    71 Carmen Pulido Noguera, natural de Salobreña?, Granada,
    de 33 años, viuda. El 18-12-42 por (sin especificar)

    F
    72 Josefa Caballero Chafé, natural de Cuenca, de 38
    años, viuda. El 16-12-42.

    F
    73 Isabel Jiménez Sánchez, natural de Cáceres, de
    26 años, soltera. El 16-12-42.

    F
    74 Marina Silva Mier, natural de Ribadesella, Asturias,
    de 26 años, soltera. El 23-12-42 por tuberculosis
    pulmonar.

    F
    76 Lorenza Toledano Arenas, natural de Burgos, de
    30 años, soltera. El 29-12-42 por tuberculosis pulmonar.

    AÑO
    1943

    F
    4 Soledad Barba Martínez, natural de Sexto, Albacete,
    de 64 años, viuda. El 26-1-43 por uremia.

    F
    6 Romana Pareira Montero, natural de Villalobas, Toledo,
    de 54 años, viuda. El 31-1-43 por tuberculosis pulmonar.

    F
    10 Abundia Villamayor Castillo, natural de Madridejos,
    Toledo, de 60 años, viuda. El 3-3-43 por colitis.

    F
    11 María Gachón Olmo, natural de Badajoz, de 61 años,
    casada. El 5-3-43 por (sin detallar).

    F
    12 María Hidalgo Izquierdo, natural de Los Corrales,
    Sevilla, de 54 años, viuda. El 5-3-43 por (sin detallar).

    F
    14 Mª Josefa Rubio Cáceres, natural de Belmoso?, Córdoba,
    de 27 años, soltera. El 24-3-43 por tuberculosis pulmonar.

    F
    26 Prudencia Castillo Jarabo, natural de Guadalajara,
    de 56 años, casada. El 19-6-43 por reumatismo agudo.

    F
    31 María Renau Manens?, natural de Ayora, Castellón,
    de 42 años, casada. El 7-8-43 por tuberculosis pulmonar.

    F
    33 Anselma Fernández Farpón, natural de Oviedo, Asturias,
    de 32 años, soltera. El 10-8-43 por tuberculosis pulmonar.

    F
    34 Casilda Frutal Rubias, natural de Lugo, de 31 años,
    soltera. El 20-8-43 por tuberculosis pulmonar.

    F
    37 Claudia Molina Begara, natural de Jaén, de 50?
    años, casada. El 12-9-43 por tuberculosis pulmonar.

    F
    38 Vicenta Devis Marcia, natural de (ilegible), Castellón,
    de 18 años, soltera. El 18-9-43 por tuberculosis pulmonar.

    F
    39 Manuela Sánchez Osli?, natural de San Vicente de
    la Barquera, Cantabria, de 40 años, casada El 24-9-43
    por insuficiencia mitral.

    F
    41 Ramira Veguera Vázquez, natural de Sequeiro?, Asturias,
    de 33 años, soltera. El 12-10-43 por bronquitis.

    F
    44 Pilar Mayoral Blázquez, natural de Badajoz, de
    20 años, soltera. El 2-11-43 por tuberculosis pulmonar.

    AÑO
    1944

    F
    3 Juana Hidalgo Morales?, natural de Meco?, Madrid,
    de 44 años, viuda. El 12-1-44 por nefritis.

    F
    8 Mercedes Jiménez Aguilar, natural de Mancha Real,
    Jaén, de 39 años, casada. El 6-2-44 por bronconeumonía.

    F
    9 Sabina Aja Gómez, natural de Liérganes, Cantabria,
    de 49 años. El 14-2-44 por congestión cerebral.

    F
    17 Angel López Solano, natural de Santander, de 1
    año y 6 meses, hijo de Leonor? Y Ramón. El 6-4-44
    por (sin especificar).

    F
    22 Angeles Bragado del Río, natural de Fuentesa…?,
    Zamora, de 38 años. El 10-5-44 por nefritis.

     

  • Asturias Republicana – SEGUNDA REPUBLICA

    Crítica
    republicana a la II República

    Las
    torturas de Octubre (VI).
    Denuncia presentada por Julio Alvarez del Vayo (3ª
    parte).

    La
    represión de la Revolución de Octubre

    Denuncia
    presentada ante el presidente del Gobierno y el
    fiscal de la República por Julio Alvarez del Vayo
    (3ª parte).


    Excelentísimo señor: Estamos absolutamente
    seguros de que los casos aquí recogidos
    sólo representan un fragmento muy reducido de la
    terrible realidad
    . Los que exponen son solamente
    los presos de la Cárcel de Oviedo, y en Asturias
    funcionan actualmente muchas prisiones más, cuyos
    reclusos podrían también aportar, sin duda,
    elementos de juicio de un gran valor. Una investigación
    en los libros de entrada y curas de los hospitales y enfermerías
    arrojaría también, tal vez, mucha luz, aunque
    en la mayoría de los casos no se prestase asistencia
    médica a los maltratados o se hiciese sin dar al
    tratamiento estado oficial.

    El
    deber que creemos haber cumplido, serenamente, sin pasión,
    es un triste deber. Estamos persuadidos de que la justicia
    de la República, que tiene en V.E. un representante
    tan elevado, cumplirá también con el suyo.

    Viva
    V.E. muchos años. Cárcel Modelo de Oviedo,
    a 24 de enero de 1935.

    Juan Pablo García.- Arístides Llaneza.-
    Francisco Caramés.- Javier Bueno.- Antonio Llaneza.-
    Laureano Prado.- Pedro Monroy.- Juan Antonio Suárez.-
    Crescente Fernández.- Constantino Villa.- Jovino
    García.- Silverio Castañón,- W. Roces.-
    José Barreiro.- Simón Díaz.- Julio
    Noval.- Camilo Alvarez Paredes.- Juan Fernández.-
    Sixto Menéndez.- Enrique Larraceleta.- Gerardo
    Alvarez.- José Fernández.- Celso Martínez.-
    Laureano Alvarez.- Valentín Sastre.- Domingo García.-
    Jesús Martínez.- Juan Matos.- Amador Fernández.-
    Gerardo García.- Arturo Gaspar.- Faustino Díaz.-
    G. García.- V. Truneda.- Manuel López.-
    Antonio Dosal.- José Olea.- Enrique Palacios.-
    Severino Rodríguez.- Enrique Baragaño.-
    Constantino Castañera.- Nicolás Suárez.-
    Raimundo Rodríguez.- Plácido Camellón.-
    Ricardo Castro.- Manuel Camporro.- Emilio Peña.-
    Damián Alonso.- Eduardo Bloncado.- Benjamín
    Alvarez.- Alfredo Terente.- Antonio Acebal.- Manuel Vega.-
    Luis González.- Emilio Palacios.- Paulino Martínez.-
    José Alvarez.- Luciano Díaz.- Manuel Soto.-
    Francisco García.- Manuel Iglesias.- Pedro Fernández.-
    Alfredo González.- Manuel Suárez.-José
    Mª Blanco.- Jovino Fernández.- Manuel Bernardo.-
    Amador Martínez.- Daniel Cantero-Martín
    Calderón.-Eladio Hevia.- José Buey.- E.
    Sanga.- Gaspar Alvarez.-Emilio García.-José
    Castañeda.-Manuel G. Seara.-José Santirao.-Eusebio
    Uría.- José Moneado.- Domingo A. Bernardo.-
    Bernardo Jovellanos.- Juan Carro.- Marcos Madera.- Jesús
    Flórez.- Manuel
    Gutiérrez.- Raimundo Cordero.- Isidro Acebal.-
    Fernando Carbajal.- Sergio Tecino.- Angel Angel Luis.-
    Alfredo Marcos.- Arturo García.- Constantino Díaz.-Faustino
    Campillo.- Manuel Adrados.- Isidro Isabel.- Luis Rodríguez.-
    Manuel Fernández.- Amador Beltrán.- Domingo
    Brinaga.- Baldomero Alvarez.-Francisco Pérez Prieto.-
    Federico Hinojal.- Guillermo Pérez.- Alfredo López.-Maximino
    Longoria.- Pedro Grasa.- José Fernández
    Alvarez.- Manuel Vega.- Benjamín García.-
    Octavio Alvarez.- Manuel Fernández.- José
    Morada.- Manuel A. Blanco.- José Bargado.- Luis
    A. de la Fuente.- Cándido Miranda.- Marcelino Martínez.-
    Sergio Suárez.- Francisco García.- Luis
    P. Blanco.- Juan Bahillo.- Vicente Martínez.- Laureano
    Fernández.- Manuel Pérez.- José Mª
    Clemente.- Florentino Encina.- José de Villanueva.-
    Manuel García.- Ramón Pérez.- Eusebio
    Rey.- José G. Velasco.- Juan García.- José
    García.- Emilio Rodríguez.- Daniel Martínez.-
    Nicolás Pérez.- José Fernández.-
    Emilio Fernández.- José Rubín.- Manuel
    Fernández.- Mariano Berrocal.- Leonardo Cadena.-
    Aladino Fuentes.- Santos García.- Julio Pérez.-
    Alfonso Domínguez.- Adolfo Alvarez.- Arístides
    Castañón.- Pedro Cantero.- Marcelino García.-
    Joaquín de Mendivil.- Aquilino González.-
    José Eladio Granda.- José Alonso.- Gustavo
    Fernández.- Armando G. Díaz.- Olegario Rodríguez.-
    José González.- Balbino Alvarez.- Ramiro
    García.- Laureano Zapico.- Luciano García.-
    Teófilo González.- Manuel González.-
    Antonio Fernández.- Francisco Fernández.-
    José González.- José Menéndez.-
    David Alvarez.- Prudencio Fernández.- Severino
    González.- José Menéndez.- José
    A. Díaz.- Benjamín Díaz.- Luis Díaz.-
    Joaquín Cárcaba.- Neptalí Barció.-
    Jesús Fernández Rodríguez.- Rafael
    García.- Enrique Alvarez.-Benjamín Alonso.-
    Angel Buznego.- Laureano Martínez.- Benjamín
    Moro.- Luis Morán.- Eulogio García.- Ricardo
    Fernández.- Arturo Medio.- Jesús Fernández.-
    Jeremías Santiado.- Mariano Hernández.-
    Isaac Blanco.- Elías Alvarez.- Luis Marula.- José
    María Flores.- Laureano González.- Ramón
    Fernández.- José Rodríguez.- Luciano
    García.- Florentino Menéndez.- Rufino Prieto.-
    Miguel Alvarez.- Luis Prendes.- Sergio Prieto.-Francisco
    Fernández.- Raimundo Rodríguez.- J. Río.-
    Rogelio Pérez.- Vicente Rodríguez.- Sindulfo
    Rodríguez.- Manuel Alonso.- Simón González.-
    Antonio Gallego.- Avelino A. Alonso.- Jesús García
    Fernández.- Manuel Suárez.- Serapio Alvarez.-
    Amaro Moro.- Domingo González.- Victorio Rodríguez.-
    Adolfo González.- Amador Fernández.- Juan
    García Montero.- Melquiades González.- Ramón
    Martínez.- Ramón Guzmán.- José
    Fernández Chacón.- Mariano Rodríguez.-
    Adolfo Madera.- Valentín García.- José
    Eugenio Menéndez.- Angel Menéndez.- Bienvenido
    Díaz Campa.- José García.- Manuel
    Viña.- Juan Díaz.- Laudelino García.-
    Manuel Baizán.- Marcelino Fernández.- Armando
    G. Sierra.- Florentino Vega.- Manuel Alvarez.- M. García.-
    Paulino Núñez.- Servando G. Palanca.- Pedro
    Pinín Pérez.- Fermín López.-
    Mariano Sánchez.- Alfonso Pola Viejo.- Máximo
    Gómez.- Nicolás Martínez.- Joaquín
    González.- Julio Paulino G. de Ablanedo.- Víctor
    del Campo.- Mariano Rodríguez.- Felicísimo
    Rodríguez.- Bautista García.- Tomás
    Iglesias.- Antonio Bernardo.- Bernardino Pérez.-
    Emilio Núñez.- Emilio Fernández.-
    José Alonso.- José Gutiérrez.- Manuel
    Díaz.- Rodolfo Tuñón.- Manuel Soto.-
    Manuel F. Lastra.- Manuel Iglesias.- Celso Fernández.-
    Ricardo G. Domínguez.- Cesáreo Menéndez.-
    Aníbal Roces.- José García.- Senén
    Espina.- Manuel Tieso.- Emilio Expósito.- Eliseo
    Ardura.- Primitivo Fernández.- Bernabé Faustino
    Rodríguez.- Marcelino Bárcena.- Pedro Pérez.-
    José Zapico.- Amador Fernández Llaneza.-
    Francisco González.- Eladio García.- Laureano
    Gaspar.- José Zapico.- Etelvino Fernández.-
    Tomas Ubro.- Primo Fernández.- Jesús Carballo.-
    Jesús Cepedal.-Fermín García.- Roque
    Tejón.- José García.- Arturo Rodríguez.-
    Francisco Escalante.- Macías Alonso.- Francisco
    López.- Ramón Díaz.- Bautista Díaz.-Pedro
    González.- José Vitos.- Félix Carballo.-
    Herminio Pérez.- Delfín Suárez.-
    Manuel .López.- Graciano Montes.- J.A. González.-
    Herminio Varela.-Constantino Granda.- Germán Sánchez.-
    J. Alonso.- Juan Solís.- Abel Alín.- Sixto
    Alonso.- José Viesco.- Gaspar Gómez.- M.
    Trías.- Alejo Cepeda.- Modesto Martínez.-
    Luis Matilla.- Manuel Baizán.- Santiago A. Daile.-
    Jaime Díaz.- Carlos García– Sebastián
    Moreno.- Amador Montes.- Bienvenido Montes.- Justo García.-
    Belarmino Fernández.- Joaquín León.-
    José Tejón.-José Figueroa.- Guillermo
    Peláez.- Bienvenido Díaz.- Valentín
    García.-A. Sanmartín.- Julio Macías.-
    Marcelino Iglesias.- Manuel Ménendez.- Francisco
    Herrero.- José Riosa.- Juan González.- Nicanor
    García.- Luis Fernández.- Andrés
    Braña.- Manuel Fernández.- E.N. Carrandi.-
    Diego Vez Suárez.- Perfecto Martín.- Constantino
    Zapico.- Ramón Bouché.- Senén A.
    de la Fuente.- Mario Corugedo.- Adelino Suárez.-
    Fabián Campa.- Arcadio Pumares.- Baltasar Suárez.-
    José Martínez.- Manuel García.- Julio
    Bernardo.- Juan Cejarina.- Adelino Rodríguez.-
    Baldomero Fernández.- Jesús Rodríguez.-
    José A. Alonso.- Francisco Martínez.- Antonio
    Palaciá.- Manuel Sánchez.- Paulino Fernandez.-
    Juan Rueda.- José García.- Manuel Pereira.-
    Arsenio Somohano Coro.- Miguel Corugedo.- Alfredo García.-
    Luis García.- Argentino Menéndez.- Luis
    Marcos.-Laureano Suárez.- Ramiro Pantiga.- Francisco
    Vázquez.- Francisco Fernández.- Baudilio
    García.- Eulalio Leonardo.- Manuel Huerta.- José
    Fernández.- Julián López.- G. Sánchez.-
    Patricio Palacios.- Elías Canteli.- Angel Alonso.-
    Ernesto Alvarez.- Manuel Alonso.- Gabriel García.-
    Marcelino Rodríguez.- Gerardo Machergo.- Fermín
    Rodríguez.- Pedro Cabañés.- José
    Cano.- César Valles.- Francisco Rodríguez.-
    Mariano Fernández.- José Hevia.- José
    González.- Matías Suárez.- Manuel
    Areces.- Avelino Menéndez.- José Suárez.-
    L. Suarez.- Aniceto Puente.- Segundo Iglesias.- Sergio
    García.- Maximino García.- Gumersindo Fernández.-
    V. Escobar.- Aquilino Vega.- Faustino Fernández.-
    José Saavedra.- José García.-Benigno
    Martín.- Rufino Alvarez.- José San José
    Durán.- José Díez.- Joaquín
    Ferreira.- Tomás García Vizcaíno.-
    Armando Suárez.- Alvaro Carpintero.- Juan Antonio
    Suárez Iglesias.- Fernando Suárez.- Florencio
    Gago.- Suárez.- Armando Suárez.- Antonio
    Alvarez.- Jovino Suárez.- José Saavedra.-
    Valentín Fernández.- Germán López.-
    Ezequiel García.- Dositeo Abuin.- Antonio Díaz.-
    José Muñiz.- Calixto Espeso.- Alfredo Fernández.-
    Julio Alvarez.- Salvador Colodrón.- Hilario Suárez.-
    Ciriaco Urrutia.- Rafael García.- Joaquín
    Vélez.- Isidoro García.- Celestino Fernández.-
    Angel Grossi.- José González.- José
    Vázquez.- Julián Mateo.- Félix Crespo.-
    Celestino Vázquez.- Mariano García.- Ernesto
    Llorente.- Angel Ortea.- Celedonio Casero.- José
    Ramón.- Tirso Ramón.- Manuel Fernández.-
    Valentín Prieto.- Manuel Echevarría.- Julio
    Vallino.- Eladio Suárez.- Alfredo Díaz.-
    José Muiño.- Tomás Vélez.-
    Alfredo Alvarez.- Juan Antonio Castro.- Vicente Vélez.-
    Aurelio Alvarez.- Cándido Alvarez.- Segundo Gómez.-
    Faustino Bango.- José Martínez.- Rodrigo
    Bango.- Emilio González.- Armando Fernández.-
    Arturo Rojo.- José Fernández.- J. González.-
    José Acebal.- Constantino Pérez.- Francisco
    Artigo.- Jacinto García.- Jesús Ribera.-
    Epifanio Blanco.- Jorge Alvarez.- Ramón Rodríguez.-
    Manuel Castañón.- Ramón Aldeiturriaga.-
    Angel García.- Daniel Barrio.- Lino Escudero.-
    Manuel Alvarez.- Manuel Aldeiturriaga.- José Bango.-
    Marcelino Fernández.- Manuel Colorio.- Julio Cayo.-
    Sandalio García.- Marcelino Oroto.- C. Nistal.-
    E. Revilla.- Casimiro Infiesta.- Braulio Gómez.-
    Ramón González.- Jesús Martínez.-
    Mario García.- Leopoldo Calvillo.- Ramiro García.-
    Luis Mateo.- José Castañón.- Pedro
    Ponte.- José Veiga.- Luis García.- José
    Navarro.- Rafael González.- Baltasar Abeñes.-
    José Gutiérrez.- Julio Cortés.- Pedro
    Pérez.- Manuel Cartón.- Manuel Villanueva.-
    Baudilio Pedregal.- Santos Suárez.- José
    García.- Juan Alvarez.- Eulogio Alvarez.- Manuel
    García Prado.- Rafael Fernández.- Olegario
    Acebal.





     

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  • Exploring the Benefits of Electric Cars: A Greener Drive

    Exploring the Benefits of Electric Cars: A Greener Drive




    <br /> The Benefits of Electric Cars<br />

    The Benefits of Electric Cars

    Electric cars are increasingly gaining traction as a cornerstone of modern transportation. They promise a cleaner, more efficient, and ultimately more sustainable future. With advancements in technology, electric vehicles (EVs) are not only becoming more affordable but are also outperforming their internal combustion engine (ICE) counterparts in various aspects. This article explores the multifaceted benefits of electric cars, from their positive environmental impact to their cost-effectiveness and superior driving experience. As the world shifts towards greener alternatives, understanding these benefits can help consumers make informed decisions about their next vehicle purchase.

    1. Better for the Environment

    Electric cars play a pivotal role in reducing air pollution. Unlike traditional vehicles that emit carbon dioxide and other harmful pollutants, EVs have zero tailpipe emissions, significantly lowering the overall carbon footprint. This reduction in emissions is crucial in combating climate change and promoting cleaner air quality in urban areas.

    Furthermore, as the electricity grid becomes increasingly powered by renewable energy sources like wind, solar, and hydroelectric power, the environmental benefits of electric vehicles will continue to grow. By integrating clean energy with sustainable transportation, electric cars present an opportunity to dramatically decrease dependency on fossil fuels.

    2. Lower Fuel Costs…

    One of the most compelling advantages of electric cars is their lower fuel cost compared to gasoline or diesel engines. The cost of electricity per mile is generally cheaper than gasoline, translating into substantial savings over time for EV owners. This economic benefit is further amplified by government incentives that reduce the upfront purchasing cost.

    Additionally, as battery technology advances and energy storage becomes more efficient, the range and capabilities of electric vehicles continue to expand, further enhancing their cost-effective nature.

    3. … and Lower Running Costs

    Beyond fuel savings, electric vehicles typically incur lower maintenance and running costs. Electric cars have fewer moving parts than traditional internal combustion engines, which means there are fewer components that can fail or require regular servicing.

    Routine maintenance tasks such as oil changes, fuel filter replacements, and exhaust system repairs are not necessary for electric cars, reducing regular maintenance expenses and contributing to the overall affordability of owning an EV.

    4. Quieter and More Relaxing to Drive

    One of the most noticeable differences when driving an electric car is the reduced noise levels. Electric motors provide a near-silent driving experience, which contributes to a more relaxing journey, especially in city environments where engine noise pollution can be overwhelming.

    The quieter operation of electric cars foster a serene driving atmosphere, reducing stress for drivers and passengers alike. This advantage is often appreciated during long road trips or daily commutes through bustling areas.

    5. Outperforming ICE Cars

    Electric cars often outperform their ICE counterparts, offering superior acceleration and torque. This is due to the instantaneous power delivery from an electric motor, which can propel a vehicle forward with impressive speed and efficiency.

    Additionally, advances in electric vehicle technology have led to improved handling and performance features, such as regenerative braking and sophisticated traction control systems, enhancing the overall driving experience.

    6. Refuel at Home

    Convenience is a significant advantage of electric vehicles, notably the ability to recharge at home. Home charging stations enable EV owners to ‘refuel’ their cars overnight, ensuring they have a full battery ready for the day’s travel without needing to visit a gas station.

    This home recharging capability is especially beneficial in urban settings where traditional refueling options might be limited. Additionally, with increasing infrastructure for public chargers, EV drivers can conveniently find recharging options on long journeys.

    7. More Efficient

    Electric cars are inherently more efficient than conventional vehicles. They convert a higher percentage of electrical energy from the grid into power at the wheels, reducing waste and improving energy utilization.

    This efficiency translates to fewer resources needed to travel the same distance, further emphasizing the sustainability and practicality of electric vehicles in the modern transportation ecosystem.

    8. The Future, Now

    Embracing electric vehicles is an embrace of the future of automotive technology. With significant investments in research and development, EVs are at the forefront of innovation, integrating the latest advances in autonomous driving, connectivity, and smart technologies.

    As governments worldwide continue to promote initiatives and regulations to phase out ICE vehicles, electric cars are poised to lead the way in a new era of transportation, highlighting their importance in the global shift towards sustainable living.

    Cars Change? Carwow!

    As electric cars revolutionize the way we commute, companies like Carwow facilitate the transition by connecting consumers with the best EV options. Their platform simplifies the purchasing process, ensuring customers receive competitive pricing and comprehensive support throughout their journey.

    Whether you’re considering an EV for environmental reasons, cost savings, or cutting-edge performance, Carwow offers a straightforward and efficient path to discovering the electric vehicle that best suits your needs.

    Next Steps

    Benefit Details
    Better for the Environment Zero tailpipe emissions, reduces carbon footprint, benefits increase with renewable energy usage.
    Lower Fuel Costs Cheaper electricity per mile compared to gasoline, savings enhanced by technological advances.
    Lower Running Costs Fewer moving parts, less regular maintenance needed.
    Quieter and Relaxing Reduced noise levels, more serene driving experience.
    Outperforming ICE Cars Immediate torque, superior acceleration, improved handling.
    Refuel at Home Convenient overnight charging, expanding public charging infrastructure.
    More Efficient Higher energy conversion efficiency, uses less resources per mile.
    The Future, Now Integration of advanced technologies, poised for global sustainable transport leadership.


  • Shielding Your Ride: Essential Tips to Protect Your Car’s Exterior

    Shielding Your Ride: Essential Tips to Protect Your Car’s Exterior




    <br /> Protecting Your Car’s Exterior from the Elements<br />

    Protecting Your Car’s Exterior from the Elements

    Your car is a significant investment, and maintaining its exterior not only preserves its aesthetic appeal but also its resale value. This blog post will guide you through various environmental factors that can harm your car’s exterior, such as salt, sun, and acid rain. From common urban hazards like bird droppings and tree sap to natural adversaries including sand and wind, we’ll cover how each element affects your car and practical steps to mitigate damage. Whether you’re in the Rust Belt worried about salt or live in arid climates where sand and dust are prevalent, these tips will help keep your car looking its best. We’ll conclude with a handy summary table to help you quickly refer back to this valuable information.

    Salt

    If you live in regions where roads are salted during the winter, it’s crucial to understand the corrosive effects salt can have on your car’s exterior. Salt accelerates the rusting process by acting as an electrolyte, which speeds up chemical reactions between iron, water, and oxygen. This can lead to unsightly and damaging rust spots on your vehicle’s body.

    To protect your car from salt, consider washing it regularly, especially after driving on salted roads. Applying a wax coating can also provide an additional layer of protection. For those living in the Rust Belt, regularly inspecting your vehicle for any signs of rust and acting promptly can prevent long-term damage.

    If you live in the Rust Belt, you should read this article on Rust Busting.

    This comprehensive resource provides expert insights into managing and minimizing rust-related issues, a must-read for those in high-salt environments.

    Sun & Heat

    Prolonged exposure to sunlight and high temperatures can cause your car’s paint to fade, oxidize, and peel. UV rays are notoriously harmful, leading to a dull and weathered appearance over time. The heat further exacerbates the issue by increasing expansion and contraction in the paint, which leads to cracking.

    To shield your vehicle from sun and heat damage, park your car in shaded areas or use a car cover when possible. Investing in a high-quality wax can also provide a layer of UV protection. Additionally, car owners may consider ceramic coatings, which offer more robust protection against the elements.

    Sand

    Sand is an abrasive material that can scratch your car’s paint if not handled carefully. This is a common issue in desert regions or near beaches where sand is prevalent. Even driving at moderate speeds over sandy areas can result in sand blasting against your paintwork.

    To mitigate sand damage, regularly wash your vehicle to remove any sandy residues. Avoid wiping your car down with dry cloths, as this can cause further scratching. A good practice is to rinse thoroughly with water before washing and consider using a specialized paint sealant that can add a layer of protection against abrasive elements.

    Acid Rain

    Acid rain, a byproduct of atmospheric pollution, contains higher levels of nitric and sulfuric acids. When it settles on your car, it can etch into the clear coat, causing pitting and dulling of the paint finish. Unfortunately, acid rain is common in industrial areas, making it a significant concern for many car owners.

    To combat the effects of acid rain, maintain a routine of washing your car regularly and applying proper wax or sealant treatments that can create a barrier between the paint and destructive acids. Using products designed to neutralize acid residues can also be highly beneficial.

    Tree Sap

    Tree sap, while seemingly harmless, can harden and become almost impossible to remove if not dealt with promptly. It can damage the clear coat, leading to permanent blemishes if allowed to set over time.

    To remove tree sap effectively, use warm soapy water and a microfiber cloth. Commercial sap removers also work well for tougher deposits, but it’s essential to follow manufacturer guidelines to avoid paint damage. Preventively, try to avoid parking under trees, especially during peak sap production periods.

    Bird Bombs & Insects

    Bird droppings and insect residues are acidic and can corrode your car’s paint if not removed quickly. The high acidity can eat through layers of wax and damage the paint if left untreated.

    Remove bird droppings and insect splatters promptly using a soft cloth and a gentle cleaning solution. Carry a quick detailer spray in your car for on-the-go cleaning. Keeping a regular waxing schedule will also help to protect your paint by providing an extra shield against these organic contaminants.

    Hard Water

    Hard water contains high levels of minerals such as calcium and magnesium. If left on your car, these minerals can leave unsightly water spots that are difficult to remove and can etch into the paint.

    After washing your vehicle, dry it immediately with a clean microfiber towel to avoid water spots. Consider using a water filter for your hose to reduce mineral content, or employ a squeegee to effectively remove excess water after washing.

    Mold

    Mold can grow on your vehicle’s exterior, especially in moist, humid environments. It looks unsightly and can lead to permanent staining if not addressed promptly.

    Regular cleaning and drying of your car can significantly reduce mold growth. Vinegar and baking soda solutions are efficient for killing mold and cleaning it away. Choosing a high-quality car cover can also help protect against the elements that contribute to mold growth.

    Temperature Variation

    Fluctuations in temperature can cause your car’s materials to expand and contract, potentially leading to cracks in the paint and damage to the overall integrity of your car’s exterior.

    To reduce the impact of temperature variations, store your vehicle in a garage or use a weather-resistant car cover. Waxing and applying a paint sealant can mitigate expansion-contraction effects by adding a layer of protection.

    Dust

    Dust particles can become abrasive agents that scratch your car’s paint surface. While it may seem innocuous, dust accumulation can lead to micro-abrasions over time.

    Dust your car regularly using a microfiber cloth or specialized car duster. Avoid wiping when the surface is dry, as this increases the risk of scratches. Rinsing the dust off with water before wiping away can help protect the paint finish.

    Wind

    Wind can carry debris like sticks, leaves, and even small stones that pose a threat to your car’s exterior. These elements can cause immediate and noticeable damage.

    To protect against windborne debris, consider parking in a garage or using a sturdy car cover. Waxing and using paint protection film can help shield your car from potential damage during windy conditions.

    Next Steps

    Element Threat Protection Strategies
    Salt Corrosion and rust Regular washing, waxing, inspection
    Sun & Heat Fading, oxidation Shade parking, use of car covers, waxing
    Sand Abrasive scratches Regular washing, paint sealant
    Acid Rain Pitting, dulling Frequent washing, wax or sealant
    Tree Sap Permanent blemishes Timely cleaning, avoid parking under trees
    Bird Bombs & Insects Corrosion, spots Prompt removal, regular waxing
    Hard Water Water spots, etching Immediate drying, water filtering
    Mold Staining, unsightly appearance Regular cleaning, car cover
    Temperature Variation Cracking, material breakdown Garage storage, paint sealant
    Dust Micro-abrasions Regular dusting, rinsing before wiping
    Wind Debris impact Garage parking, car covers


  • Top Performance Tires for Maximizing Your Sports Car’s Potential

    Top Performance Tires for Maximizing Your Sports Car’s Potential




    <br /> The Best Performance Tires for Sports Cars<br />

    The Best Performance Tires for Sports Cars

    Enhancing the performance of your sports car is largely reliant on the type of tires you choose. With so many options on the market, selecting the right set of performance tires can be daunting. This blog post reviews some of the best performance tires tailored for sports cars, covering aspects like value, track use, and specific car eras. By examining popular and highly rated options such as the Michelin Pilot Sport 4S and the Firestone Firehawk Indy 500, we present a comprehensive overview designed to aid you in making an informed decision about your next purchase. Let’s delve into the specifics so you can get the most out of your car’s capabilities.

    Best Overall

    Michelin Pilot Sport 4S

    The Michelin Pilot Sport 4S stands at the pinnacle of tire performance, often regarded as the best all-season option for sports cars. This tire is engineered to deliver unparalleled dry and wet grip, making it an ideal choice for drivers seeking reliable traction in various conditions. The tire’s construction offers a precise steering response, enhancing the driving experience by providing a connected feel to the road.

    Designed with Michelin’s multi-compound technology, the Pilot Sport 4S excels in durability and tread life, ensuring you get more miles out of every set. Endorsed by premium car manufacturers, this tire is a testament to performance reliability and is often the go-to choice for those unwilling to compromise on quality. Its versatility allows it to adapt to different driving styles seamlessly while maintaining safety and control.

    Best Value

    Firestone Firehawk Indy 500

    The Firestone Firehawk Indy 500 is an outstanding choice for those seeking performance on a budget. Known for its exceptional value, this tire provides a blend of quality and affordability. Its tread design, inspired by racing technology, enhances traction in both wet and dry conditions, offering sports car enthusiasts a thrilling driving experience without a hefty price tag.

    With its robust sidewall construction, the Firehawk Indy 500 offers superb cornering stability and responsiveness. Drivers often appreciate the smooth ride and extended tread life that these tires provide. For anyone looking to balance cost and performance, the Firestone Firehawk Indy 500 is a commendable option, ensuring you can enjoy the road without financial strain.

    Honorable Mention

    Continental ExtremeContact Sport

    The Continental ExtremeContact Sport is a popular choice among performance-seeking drivers. Known for its exceptional grip and handling, this tire excels in dry and wet conditions. Specifically engineered for high-speed performance, the ExtremeContact Sport features an advanced summer compound that elevates any sports car’s capabilities.

    Its wide shoulder blocks and optimized contact patch contribute to superb stability and steering precision, making it a reliable choice for spirited driving. Continental’s attention to noise reduction and ride comfort also makes this tire suitable for daily usage. It’s a versatile tire that caters to a wide range of sports cars, deserving recognition among top performers.

    Best for RADwood-Era Cars

    Falken Azenis RT615K+

    For enthusiasts of RADwood-era cars (vehicles produced roughly between 1980 and 1999), the Falken Azenis RT615K+ is a tailored fit. Known for its aggressive tread pattern and track-inspired capabilities, this tire enhances the retro performance characteristic of old-school sports cars. It provides a modern solution to maintaining the classic driving experience.

    These tires are specifically designed to handle spirited driving with ease, offering excellent dry traction with moderate wet performance. The Falken Azenis RT615K+ is a testament to blending past aesthetics with current technology, making it a choice iconoclasts can appreciate. The combination of nostalgic value and modern engineering ensures these tires bring out the best in RADwood-era vehicles.

    Best For Street and Track

    Michelin Pilot Sport Cup2 Connect

    The Michelin Pilot Sport Cup2 Connect is the premier choice for drivers who enjoy the thrill of both street and track environments. Designed with competitive performance in mind, this tire has become synonymous with high-end sports cars and track day enthusiasts. Its dual-character nature includes impressive dry grip and predictable handling on the track, combined with usability on public roads.

    Equipped with Michelin’s Track Connect technology, these tires allow drivers to monitor tire performance through a digital interface, optimizing the driving experience. This feature is particularly beneficial during track days, where real-time data can influence driving strategies. For those who desire an authentic racing feel in their everyday drives, the Michelin Pilot Sport Cup2 Connect delivers spectacular results.

    Our Methodology

    In selecting the best performance tires for sports cars, we took a comprehensive approach by considering various factors such as grip, durability, price-to-value ratio, and versatility. Our methodology included reviewing expert opinions, customer feedback, and performance tests from reliable sources. Each tire was evaluated for its ability to enhance driving experience in both everyday conditions and high-performance scenarios.

    We paid particular attention to the diversity of use cases, choosing tires that cater to different driving styles, weather conditions, and vehicle types. By understanding the unique demands sports cars place on their tires, our selection is tailored to ensure maximum satisfaction for a wide range of enthusiasts. This approach guarantees that the recommendations can assist anyone in finding the ideal tire to suit their sports car needs.

    Best Ultra-High Performance Tires: Reviews & Recommendations

    Finding the right ultra-high performance tires for your sports car involves more than just a brand name. The performance characteristics, pricing, and compatibility with your vehicle all play a significant role. By providing reviews and recommendations, this section aims to narrow down choices that best meet your expectations. We looked at crucial details such as tire longevity, road comfort, and real-world drivability, presenting an all-rounded perspective for potential buyers.

    Our recommendations are based on comprehensive research and refined selection criteria to ensure that sports car drivers can confidently make their purchases. Beyond performance metrics alone, we also take into account value for money, ensuring you get exceptional quality without breaking the bank.

    Best Overall: Michelin Pilot Sport 4S

    The Michelin Pilot Sport 4S again earns its repute as the best overall performance tire. Renowned for its exceptional balance between wearing resistance and dynamic handling, this tire provides a leading-edge driving experience. It is engineered to deliver all-around excellence and is widely in demand for elevating sports car performance.

    Its innovation enables seamless adaptability for different driving styles and weather conditions. Not only does it provide high performance and longevity, but it also features eco-friendly materials designed to reduce its environmental footprint. For drivers who prioritize quality and commitment to performance, the Pilot Sport 4S is a definitive choice.

    Best Budget: Firestone Firehawk Indy 500

    For cost-conscious buyers who refuse to sacrifice performance, the Firestone Firehawk Indy 500 proudly holds the title of the best budget performance tire. Its credentials in racing design and impressive responsiveness have made it a favorite among drivers looking to experience high-performance driving on a budget.

    Despite being an affordable option, the Indy 500 delivers solid performance in a variety of conditions while promising longevity. Its traction and handling echo those of significantly more expensive tires, meaning you don’t have to compromise on safety or excitement when valuing affordability.

    Honorable Mention: Continental ExtremeContact Sport

    The Continental ExtremeContact Sport stands as a commendable mention in the world of performance tires. Its standout performance ratings in both wet and dry conditions highlight its reliability across diverse driving scenarios. With a firm emphasis on steering precision, the ExtremeContact Sport ensures razor-sharp handling during dynamic maneuvers.

    Moreover, Continental has engineered this tire with comfort and noise reduction at the forefront, making it an excellent choice for both spirited driving and everyday commuting. This balance of practicality and efficient performance continues to earn it accolades among sports car enthusiasts.

    Summary List

    To recap, the following performance tires stand out in their respective categories:

    • Best Overall: Michelin Pilot Sport 4S
    • Best Value: Firestone Firehawk Indy 500
    • Honorable Mention: Continental ExtremeContact Sport
    • Best for RADwood-Era Cars: Falken Azenis RT615K+
    • Best For Street and Track: Michelin Pilot Sport Cup2 Connect

    Our Verdict on the Best Ultra High-Performance Tires

    After thorough research and comparison of the best performance tires, it’s evident that the Michelin Pilot Sport 4S and Firestone Firehawk Indy 500 lead in their respective categories. However, other choices such as the Falken Azenis RT615K+ and Michelin Pilot Sport Cup2 Connect cater to niche markets, offering tailored solutions for specific requirements. Ultimately, your choice should align with your driving needs, preferences, and budget to fully enhance your sports car experience.

    Things to Consider Before Buying Summer Performance Tires

    Driving Style

    Your driving style plays a significant role in choosing the right performance tires. If you are an aggressive driver or often visit the track, focus on tires with advanced grip and handling features. For those who primarily use their sports car for daily commuting, comfort and noise reduction should be prioritized.

    Whether or Not Your Car Has Run-Flat Tires

    Take note of whether your current setup includes run-flat tires, as this might affect your decision. Run-flat tires offer convenience and safety during a puncture but can be more expensive. If you choose performance tires that are not run-flat, ensure you have proper arrangements for roadside assistance or a spare tire.

    Staggered Tire Sizes

    Sports cars often use staggered tire setups, which means different tire sizes for the front and rear. Consider this when purchasing to ensure compatibility with your vehicle. Staggered sizes can affect handling dynamics and performance, so consult your vehicle’s specifications before purchasing.

    Pricing for the Best Ultra High-Performance Tires

    Budgeting is crucial, as pricing can vary significantly between different performance tires. While some options offer exceptional value, high-end tires often come with top-tier performance and longevity. Determine the balance between cost and performance to find a suitable option for your needs.

    FAQs

    To further guide your decision, we address common inquiries regarding performance tires. Understanding these aspects helps refine your choice to better suit your vehicle and intended driving conditions.

    Next Steps

    Category Tire Model Key Features
    Best Overall Michelin Pilot Sport 4S Exceptional dry/wet grip, multi-compound technology, endorsed by premium manufacturers
    Best Value Firestone Firehawk Indy 500 Affordable, robust cornering stability, racing-inspired design
    Honorable Mention Continental ExtremeContact Sport Superb stability, noise reduction, precise handling
    Best for RADwood-Era Cars Falken Azenis RT615K+ Aggressive tread pattern, blends retro performance with modern design
    Best for Street and Track Michelin Pilot Sport Cup2 Connect Dual-purpose design, Track Connect technology, high-end sports performance