Asturias Republicana – SEGUNDA REPUBLICA

 

Este
Campo de Concentración se instaló en
la finca y edificios que habían sido propiedad
de los jesuítas. Situado a las orillas del
Miño, casi en su desembocadura, Camposancos
pertenece al municipio de La Guardia. La finca, rodeada
de altos muros, cuenta con grandes edificios separados
por amplios patios, que en su día fueron utilizados
como colegio y dormitorios del internado regentado
por la Compañía de Jesús.

Desde
las primeras semanas de la guerra, las autoridades
militares lo utilizaron como centre de reclusión
que se transformó a finales de 1937 en campo
de concentración. En él fueron internados
la mayoría de los prisioneros capturados en
alta mar al derrumbarse en Asturias el Frente Norte.

En
el informe citado de la Inspección de Campos
de Mayo de 1938 se dice de este de Camposancos lo
siguiente:

“Situación.-
Antiguo colegio convento de Jesuitas, situado en la
desembocadura del río Miño a dos kilómetros
del pueblo de La Guardia. Amplias naves dormitorios
y locales para oficinas y destacamento para custodia.
Excelente ventilación. Patio amplio y cocinas
al aire libre.
Comunicaciones.- Carretera de segundo orden a 20 kilómetros
de la general con enlace en Tuy.
Capacidad.- Para ochocientos sesenta y ocho hombres.
Agua de bebida.- Canalizada, excelente y abundante.
Retretes.- Bien instalados y suficientes para la capacidad
que se indica. Insuficientes para mayor número
de alojados.
Enfermería.- Bien instalada para treinta camas.
Resumen.- Buen campo para ochocientos sesenta y ocho
prisioneros. Actualmente se alojan en él mil
sesenta y seis.”



Fachada principal del colegio de los jesuitas de Camposancos
utilizado como campo de concentración durante
la guerra.



Plano de las instalaciones del Campo de Concentración
de Camposancos (Archivo Militar de Avila).

Según
relata Avelino Fernández Cabricano, que fue
teniente de milicias destinado en el Estado Mayor
del XIV Cuerpo de Ejército, serían entre
mil y dos mil los prisioneros que fueron trasbordados
al vapor nacionalista “Arichachu”, que los
condujo desde Ribadeo hasta Bayona, en Pontevedra.
Durante los cinco días que permanecieron a
bordo la tripulación, probablemente falangistas,
les tuvo sin comer ni beber. En Bayona, por falta
de calado, fueron trasbordados a lanchas y desembarcaron
en el muelle, donde les esperaban mujeres con cubos
de agua para beber. Se les dio un tanque de agua y
los soldados entregaron un bollo de pan y una lata
de sardinas a cada prisionero. De Bayona fueron conducidos
en camionetas hasta Camposancos. Hacinamiento, miseria
y piojos. La comida, berzas con patatas, no era escasa.
La guardia exterior la hacían soldados, probablemente
del reemplazo de 1929, y la interior, “falangistas”
reclutados entre la gente de los pueblos vecinos.

Los
prisioneros, todavía sin identificar, fueron
organizados por centurias al frente de las cuales
se puso a un responsable encargado del recuento. Formaban
dos o tres veces al día en el patio para efectuar
el recuento. A los pocos días empezó
a funcionar un “Comisión Clasificadora
de Prisioneros y Presentados” encargada de identificar
y clasificar a los prisioneros. Primero se tomó
declaración a los que acudían de forma
voluntaria, es decir, aquellos prisioneros que no
estaban comprometidos. A las tres semanas empezaron
a salir del Campo los prisioneros ya clasificados
que no habían prestado ningún servicio
de armas ni ocupado ningún puesto y habían
recibido los dos avales necesarios de las autoridades
de su lugar de residencia. Por esas fechas también
empezaron a llegar a Camposancos las primeras denuncias
y las primeras visitas de los “chekistas”
de la Falange y de la policía franquista.

Por
las declaraciones de unos prisioneros se iba identificando
a otros. A los prisioneros que tenían alguna
denuncia o se había descubierto los cargos
o puestos de responsabilidad que habían ocupado,
los llevaban a interrogar al denominado “pabellón
de la tortura”, para sacarles más información.
Luego, se formaban con ellos expediciones y eran conducidos
a Gijón o a Oviedo para ser sometidos a consejo
de guerra. Para finales de Diciembre de 1937 eran
muy pocos los prisioneros que aún no habían
prestado declaración. Hubo presos que consiguieron
escapar, la mayoría vistiéndose como
falangistas y aprovechando el cambio de guardia al
anochecer. Pocos fueron los que lograron evitar que
los detuvieran a los pocos días. Entre éstos,
Avelino recuerda el caso de dos tenientes de milicias,
uno de Lada, en Langreo, y el otro de Gijón,
que había estado destinado en “Carros
blindados”. Lograron evadirse y entraron a trabajar,
con identidad falsa, en las minas de Wolfran que se
explotaban en Galicia. Vivieron el resto de su vida
con esa identidad falsa que se habían inventado.
Otro caso distinto es el de Aurelio Bernaldo de Quirós,
responsable de una centuria de presos de la que en
un recuento se descubrió que faltaban cinco
prisioneros. Fue conducido al “Pabellón
de la tortura” y nunca más se volvió
a saber de él.

El
día nueve de Febrero de 1938 siete prisioneros
consiguieron huir del Campo de Concentración.
Lo sabemos por José Mª Alvarez que coincidió
con uno de los protagonistas de la fuga, José
Rodríguez, cumpliendo ambos condena en la prisión
de Figueirido. A las ocho de la noche de aquel nueve
de Febrero tres prisioneros vestidos de falangistas
consiguen salir por la puerta principal sin levantar
sospechas. Una hora más tarde otros cuatro
prisioneros escapan de la misma manera. Se separan
y huyen en distintas direcciones. José se une
a su padre, Casildo, que había salido en el
primer grupo, marchan por el monte con intención
de pasar a Portugal por la zona de Orense. En la tarde
del tercer día les descubre una partida de
falangistas. Se separan y consiguen evitar que los
cojan. Al día siguiente capturan a José.
No le fusilan sobre el terreno, sino que es conducido
a la cárcel de Tuy, donde ya están encerrados
otros tres compañeros de fuga. Permanece dos
días en la cárcel de Tuy y es interrogado
por la Guardia Civil. De regreso al Campo de Concentración
de Camposancos, se le encierra en el calabozo. Cuatro
días más tarde meten en el mismo calabozo
a un prisionero que trae grilletes en las piernas:
es Casildo, el padre de José. Unos meses más
tarde, el día ocho de Junio, en distintos consejos
de guerra, Casildo fue condenado a pena de muerte
y su hijo José a reclusión perpetua.
Casildo Rodríguez Alvarez, de 56 años,
casado, marinero, natural de Muros del Nalón
y vecino de San Juan de la Arena, era un viejo y destacado
militante socialista amigo de Indalecio Prieto. Había
participado en el alijo de armas del vapor “Turquesa”
y en la revolución de Octubre. Tras la victoria
del Frente Popular en las elecciones de Febrero de
1936 fue nombrado delegado gubernativo en La Arena,
y al producirse la sublevación fue elegido
presidente del Comité de Guerra que se formó
en dicho pueblo. Su hijo José, de 21 años,
que ya había participado en los preparativos
de la Revolución de Octubre, al estallar la
guerra se fue voluntario al frente, luchando en los
batallones “Somoza” y, más tarde”
en el “Pablo Iglesias”. A Casildo le fusilaron
el día dos de Julio de 1938.

Según
iban siendo identificados, los presos más comprometidos
eran trasladados a Gijón y Oviedo para ser
sometidos a un consejo de guerra. Al mismo tiempo,
prisioneros que estaban en Asturias eran trasladados
a Camposancos antes de ser enviados a batallones de
trabajadores. En Febrero de 1938 llegó al Campo
de Concentración de Camposancos una expedición
muy numerosa de prisioneros procedente de Oviedo.
Este sistema les pareció lento a las autoridades
franquistas, motivo por el que decidieron que el tribunal
militar permanente nº 1, presidido por el comandante
de Caballería Luis de Vicente Sasiaín,
que venía actuando en Gijón, se trasladó
a mediados del mes de Mayo al Campo de Concentración
de Camposancos para celebrar allí los consejos
de guerra. A primeros de Junio se empezaron a celebrar
consejos de guerra, entre tres y cuatro al día,
pasando veinte prisioneros de media por cada consejo
de guerra. No todos los condenados a pena de muerte
fueron ejecutados en el cementerio de La Guardia,
sino que fueron llevados en grupos y ejecutados en
otras partes de Galicia, tales como en el cuartel
de San Francisco, en Orense; en Celanova, en Vigo,
en Pontevedra y en San Simón. A finales de
1940 el Campo de Concentración de Camposancos
pasó a ser otra vez un centro de cumplimiento
de condena de presos sentenciados en consejo de guerra.

En
general, la gente del pueblo de La Guardia y de las
aldeas vecinas de Camposancos fue muy solidaria con
los presos. Pronto se establecieron acuerdos entre
mujeres de la zona y los presos para lavarles la ropa
semanalmente a cambio de una cantidad de dinero. A
partir de ahí, empezó a crecer una relación
de ayuda y solidaridad que iba desde la entrega de
comida a los presos para atenuar el hambre que pasaban,
hasta acoger en sus propias casas a las mujeres de
los prisioneros que acudían a visitarles desde
los lugares más remotos de España. Y
también hubo casos de prisioneros de guerra
que se terminaron casando con las mujeres que les
lavaban la ropa.

Quizás
una de las mejores muestras de esa solidaridad que
existió entre gran parte del pueblo gallego
y los prisioneros republicanos sea el monumento a
los fusilados en el cementerio de La Guardia. Estos
prisioneros que fueron condenados a pena de muerte
en los primeros consejos de guerra que se empezaron
a celebrar en el Campo de Concentración de
Camposancos, fueron fusilados contra las tapias del
cementerio y enterrados allí mismo en una fosa
común en lo que hasta entonces habían
sido terrenos de labranza. Espontáneamente,
la gente dejó de trabajar aquellas tierras,
nunca más se cultivó en ellas y la maleza
que allí creció fue el guardián
más eficaz contra las profanaciones. De vez
en cuando y a hurtadillas, algunas personas acudían
a depositar flores. Hubo intentos de levantar una
marmolería sobre esos terrenos, pero la propietaria
siempre se negó a todo trato expeculativo.
Hasta que a los pocos años de morir Franco,
Juan Noya se puso de acuerdo con el hijo de la propietaria
y compró un trozo de terreno de treinta metros
de largo por tres de ancho que ocupaba la fosa común.
Juan Noya, natural de La Guardia, tuvo que pasar varios
años escondido durante la guerra porque los
falangistas le querían matar, consiguiendo
exiliarse en América y regresando a la muerte
de Franco. A continuación, se formó
una comisión presidida por Manuel Domínguez
Pacheco y se empezó a recabar la ayuda de los
familiares de los fusilados para levantar, de ayuntamientos
y sindicatos y asociaciones, hasta que se consiguió
levantar el monumento a las víctimas por suscripción
popular.


El día quince de Agosto de 1986, casi cuarenta
y ocho años después, y en presencia
de las viudas, hijos y otros familiares, Manuel Domínguez,
presidente de la Comisión Pro Fosa Común
pronuncia unas palabras en el acto de inauguración
de monumento a los prisioneros republicanos fusilados
en el cementerio de La Guardia.



Juan Noya y Manuel Domínguez colocan una corona
de laurel delante del monumento. También se
ofrendaron flores ante las tumbas de Angel y Antonio
Domínguez, Manuel Noya y Brasilino Alvarez,
republicanos guardeses asesinados.


Prisioneros
fallecidos en el Campo de Concentración de
Camposancos que aparecen inscritos en el
Registro
Civil de La Guardia.

Cleominio
Muñiz Lorenzo. Falleció a las 21,30h
del 18-11-37 a consecuencia de disparo de fusil hecho
por un centinela del campo de concentración.
Natural de Avilés, hijo de Joaquín y
Manuela, 18 años.

Anastasio
Hernández Martín. Falleció a
las 19h del 8-12-37 a consecuencia de fiebres tifoideas.
Natural de Salamanca, vecino de Machichaco, Vizcaya,
hijo de Isidoro y Teresa, 21 años, soltero.

Maximino
Díez (¿Pérez?) Llorente. Falleció
a las 19h del 9-12-37 a consecuencia de colapso cardiaco.
Natural de Valencia de Don Juan, León, vecino
de Gijón, hijo de Servando y Marcela, 54 años,
casado.

Isidoro
Prieto Pola. Falleció a las 16h del 20-12-37
a consecuencia de A. firastático. Natural de
Mieres, hijo de Félix y Pilar, 28 años,
soltero.

Ramón
Llerandi Vallejo. Falleció a las 22h del 16-1-38
a consecuencia de neumonía. Natural de Villamayor,
Piloña, hijo de Ramón y Basilia, 21
años, soltero.

Inocencio
Cuena Estalayo. Falleció a las 18h del 7-3-38
a consecuencia de nefritis. Natural de Mudas, Palencia,
hijo de Francisco y María, 44 años.

Carlos
Fernández López. Falleció a las
15h del 8-3-38 a consecuencia de infección
intestinal. Natural y vecino de Gijón, hijo
de Santos y Carmen, 17 años, soltero.

Camilo
Alvarez Fernández. Falleció a las 22,45h
del 27-3-38 a consecuencia de uremia consecutiva (angina
gangrenosa). Natural de San Martín de Luiña,
Cudillero, 23 años, soltero, labrador.

Ovidio
Arango García. Falleció a las 20,35h
del 1-4-38 a consecuencia de laringitis tuberculosa
consecutiva a tuberculosis pulmonar. Natural de Los
Cabos, Pravia, hijo de Lucindo y Felisa, 38 años,
soltero, jornalero.

Vicente
Rodríguez González. Falleció
a las 20,45h del 5-4-38 a consecuencia de edema pulmonar
(bronconeumonía). Natural de La Cabaña,
hijo de Dimas y Encarnación, 19 años,
soltero.

Antonio
Leal Jiménez. Falleció a las 17,45h
del 17-8-38 a consecuencia de bronconeumonía
(gripe). Natural de Málaga, hijo de Antonio
y Araceli, 31 años, soltero.

Domingo
Carbonell Sabaté. Falleció a las 22h
del 8-2-39 a consecuencia de colapso cardiaco (gripe
cardiaca). Natural de Las Franquesas, Barcelona, hijo
de Pedro y Margarita, 20 años, soltero, labrador.

Isidro
Morlans Armengol. Falleció a las 2h del 16-2-39
a consecuencia de colapso cardiaco (gripe cardiaca).
Natural de Puig Gros, Lérida, hijo de José
y Cecilia, 40 años, labrador, casado.

José
Llenas Cruañas. Falleció a las 18h del
25-2-39 a consecuencia de meningitis bacilar (psicosis
mental). Natural de San Feliu de Guixols, Gerona,
hijo de Pedro y Agustina, 28 años, soltero,
escribiente.

Nicolás
Vives Monsán. Falleció a las 24h del
15-3-39 a consecuencia de insuficiencia cardiaca (uremia).
Natural de San Pol de Mar, Barcelona, hijo de Pedro
y María, 38 años, soltero, labrador.

Francisco
Pedreny Mestre. Falleció a la 1h del 16-3-39
a consecuencia de colapso cardiaco (nefritis). Natural
de La Figuera, Tarragona, hijo de José y Raimunda,
38 años, casado (3 hijos), chófer.

Pedro
Paituvi Giraut. Falleció a las 12h del 16-3-39
a consecuencia de colapso cardiaco (septicemia). Natural
de Barcelona, hijo de Vicente y Margarita, 26 años,
casado, jornalero.

Joaquín
Ruiz Durá. Falleció a las 21h del 22-3-39
a consecuencia de colapso cardiaco (peritonitis tuberculosa).
Natural de Elche, Alicante, hijo de Francisco y Carmen,
19 años, soltero, labrador.

Salvador
Ortiga Torres. Falleció a las 9h del 24-3-39
a consecuencia de tuberculosis pulmonar (embolia cerebral).
Natural de Barcelona, hijo de Salvador y María,
28 años, soltero, jornalero.

Juan
Calaf Fusalba. Falleció a las 18,45h del 26-3-39
a consecuencia de colapso cardiaco (peritonitis tuberculosa).
Natural de La Llacuna, Barcelona, hijo de José
y Dolores, 24 años, soltero, labrador.

Celestino
García Fornet. Falleció a las 6,40h
del 30-3-39 a consecuencia de asistolía (miocarditis).
Natural de Barcelona, hijo de José y Carmen,
62 años, casado, chófer.

Angel
Pérez Sabal. Falleció a las 12,45h del
31-3-39 a consecuencia de asistolía (asma cardiaca).
Natural de Benidorm, Alicante, hijo de Domingo y Antonia,
51 años, casado, carabinero.

Manuel
Morraja Buj. Falleció a las 6h del 6-4-39 a
consecuencia de colapso cardiaco (peritonitis aguda).
Natural de Iglesuela del Cid, Teruel, hijo de Manuel
y Adelaida, 20 años, soltero, labrador.

Simón
Gubán Clou. Falleció a las 9,35h del
6-4-39 a consecuencia de neoplasia intestinal (caquesia).
Natural de Santa Coloma de Farnés, Gerona,
hijo de Pedro y María, 40 años, casado,
madreñero.

José
Borrull Canet. Falleció a las 15h del 6-4-39
a consecuencia de coma urémico (escleriosis
renal). Natural de Barcelona, hijo de Feliciano y
Ursula, 49 años, casado, comerciante.

Agustín
Salvador Marimón. Falleció a las 8,30h
del 11-4-39 a consecuencia de colapso cardiaco (tuberculosis
pulmonar). Natural de Omelles de Nagaya, Lérida,
hijo de Antonio y Antonia, 19 años, soltero,
labrador.

Antonio
Pérez Dueñas. Falleció a las
8h del 2-5-39 a consecuencia de tuberculosis pulmonar.
Natural de Ubeda, Jaén, hijo de Martín
y Ana Mª, 30 años, soltero, carpintero.

Jaime
Ribalta Rius. Falleció a las 9h del 2-5-39
a consecuencia de septicemia (edema pulmonar). Natural
de Guisona, Lérida, hijo de Juan y Teresa,
38 años, casado, labrador.

Benedicto
Pedreira Puentes. Falleció a las 21,55h del
6-5-39 a consecuencia de embolia gaseosa (antrax gangrenoso).
Natural de San Miguel de Oya, Vigo, hijo de Celestino
y Adelina, 23 años, soltero, músico.

Juan
Solé Sampé. Falleció a las 9,40h
del 12-5-39 a consecuencia de caquesia y colapso cardiaco
(tuberculosis pulmonar). Natural de Villalba, Tarragona,
hijo de Lorenzo y Josefa, 32 años, casado,
carpintero.

Rafael
Castelnou Caballé. Falleció a las 21,55h
del 6-5-39 a consecuencia de edema pulmonar (bronconeumonía).
Natural de Tivisa, Tarragona, hijo de Domingo y María,
29 años, soltero, labrador.

Guillermo
Ruiz Peña. Falleció a las 8,30h del
11-2-40 a consecuencia de tuberculosis pulmonar. Natural
de Arija, Burgos, hijo de Narciso y Leonor, 24 años,
soltero.

Anselmo
Gómez Guerra. Falleció a las 1h del
26-3-40 a consecuencia de colapso cardiaco (uremia).
Natural de Santa Cruz de Retamar, Toledo, hijo de
Restituto y Regina, 66 años.

Juan
Lafuente Utrilla. Falleció a las 7h del 1-4-40
a consecuencia de parálisis general progresiva
(lesión medular). Natural de Aguaviva de la
Vega, Soria, hijo de Pedro y Gregoria, 62 años,
viudo, empleado.

Antonio
Martínez Rivero. Falleció a las 10h
del 9-4-40 a consecuencia de asistolía (tuberculosis
pulmonar). Natural de Astillero, Cantabria, hijo de
Tomás y Lorenza, casado (3 hijos).

Regino
Rodríguez Tuñón. Falleció
a las 10,30h del 12-4-40 a consecuencia de caquesia
(tuberculosis pulmonar). Natural de Paradaseca, León,
hijo de Agustín y Concepción, 34 años,
casado, labrador.

Eugenio
Díez Castillo. Falleció a las 23h del
19-4-40 a consecuencia de insuficiencia cardiaca (tuberculosis
renal y pulmonar). Natural de Castillo, Cantabria,
hijo de Lorenzo y María, 29 años, casado,
labrador.

Santiago
Zaldívar Rodríguez. Falleció
a las 6h del 28-4-40 a consecuencia de asistolía
(bronquitis crónica). Natural de Santander,
hijo de Melquiades y Germana, 58 años, casado.

Felipe
Alba García. Falleció a las 18h del
29-4-40 a consecuencia de insuficiencia mitral (reumatismo
articular agudo). Natural de Porquerizas, León,
hijo de José y Constantina, 29 años,
soltero, labrador.

Tomás
Rodríguez Gómez. Falleció a las
14h del 16-4-40 a consecuencia de tuberculosis laríngea
(tuberculosis pulmonar). Natural de Reinosilla, Cantabria,
hijo de Casto y Simplicia, 24 años, soltero,
labrador.

Ramón
Uncilla González. Falleció a las 7h
del 29-6-40 a consecuencia de embolia (miocarditis
de origen reumático). Natural de Sestao, Vizcaya,
hijo de Epifanio y Carolina, 41 años, casado,
armero.

Mariano
Villegas García. Falleció a las 6h del
11-7-40 a consecuencia de pleuritis (de origen tuberculoso).
Natural de Sotillo, Guadalajara, 42 años, casado,
labrador.

Ricardo
Ruiz Sanz. Falleció a las 6h del 13-7-40 a
consecuencia de hemotipsis (tuberculosis pulmonar).
Natural de Oreña, Cantabria, hijo de Antonio
y Pilar, 28 años, casado, comerciante.

Juan
Bachero Safont. Falleció a las 3h del 11-8-40
a consecuencia de asistolía (nefritis urémica).
Natural de Alcora, Castellón de la Plana, hijo
de Juan y Paula, 39 años, casado, carnicero.

Lorenzo
Mingo Esteban. Falleció a las 11h del 17-8-40
a consecuencia de tuberculosis pulmonar. Natural de
La Bodera, Guadalajara, hijo de Narciso y Nicolasa,
41 años, casado, labrador.

Ciriaco
Hidalgo García. Falleció a las 22h del
24-9-40 a consecuencia de meningitis tuberculosa (tuberculosis
generalizada). Natural de Huermeces del Cerro, Guadalajara,
hijo de Fermín y Rosa, 24 años, soltero,
labrador.

Manuel
de la Rica Calderón. Falleció a las
7h del 28-9-40 a consecuencia de uremia (mal de Bright).
Natural de Guadalajara, hijo de José Mª
y Carmen, 68 años, soltero, maestro nacional.

José
Alfonso Varea. Falleció a las 8h del 21-10-40
a consecuencia de uremia (insuficiencia renal). Natural
de Valencia, hijo de José y María, 70
años, casado, albañil.

Antonio
Viejo Espino. Falleció a las 16h del 26-12-40
a consecuencia de debilidad senil (diabetes crónica).
Natural de Ahillones, Badajoz, hijo de Carlos y María,
52 años, casado, labrador.

Bartolomé
García Cetán. Falleció a las
4h del 5-1-41 a consecuencia de peritonitis (flemón
inguinal). Natural de Lupiana, Guadalajara, hijo de
Antonio y Segunda, 65 años, viudo (4 hijos),
albañil.

 

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